¿Cuatro años más limpios?
El contraste entre el enfoque de Biden hacia el medio ambiente y el de la administración actual de EE. UU. no podría ser más marcado.
Según el presidente Donald Trump, el gobierno derogó casi 100 leyes medioambientales (en áreas como el aire limpio, la calidad del agua y el uso de la tierra) y flexibilizó la regulación de la industria de los combustibles fósiles. También redujo los fondos para la investigación climática.
Los planes de Biden restaurarían las credenciales medioambientales de EE. UU. en varios frentes. Se ha comprometido a descarbonizar la generación de electricidad de aquí a 2035 mediante la transición a las energías renovables.
Esto implicará, entre otras cosas, duplicar la tasa de despliegue de paneles solares para alcanzar un total de 500 millones de unidades instaladas en los próximos cinco años.
Su plan también contiene medidas para la eliminación gradual de los vehículos de combustible en favor de los vehículos eléctricos (VE).
Además, Biden se compromete a hacer más limpio el sector de la construcción: la Agencia Internacional de la Energía estima que representa más de un tercio del consumo energético final mundial y también un tercio de las emisiones de carbono. El programa implicará la mejora de seis millones de edificios para aumentar la eficiencia energética.
La Casa Blanca de Biden también debería despejar el camino para que algunos de los estados más progresistas, como California, avancen en su agresiva agenda medioambiental con el fin de cuatro años de batallas judiciales entre el gobierno federal y la mayoría de los estados demócratas por asuntos como la contaminación de los automóviles.
Más allá del cambio climático, la nueva administración también abordará otros problemas medioambientales urgentes, como la contaminación del aire, el agua y el plástico.
Órdenes ecológicas
Aunque haya grandes expectativas, hacer realidad la visión verde de Biden no será fácil. La administración demócrata tendrá un contrincante poderoso en forma de Senado hostil.
Aun así, Biden tiene muchas otras opciones, entre las que destacan las órdenes presidenciales.
Creemos que formarán parte fundamental de su agenda sobre el cambio climático. De hecho, los inversores deberían esperar un flujo de órdenes ejecutivas en los primeros 100 días de la nueva presidencia. Con el trazo de su pluma, Biden llevará al país de vuelta al Acuerdo de París y añadirá disposiciones de energía limpia al paquete de estímulo económico de la pandemia.
Se espera que se utilice el mismo arma para revertir la flexibilización de la normativa medioambiental del presidente Trump y promulgar nuevas leyes que obliguen a las empresas públicas a revelar los riesgos financieros relacionados con el cambio climático y las emisiones de gases de efecto invernadero.
Los inversores deberían esperar un flujo de órdenes ejecutivas en los primeros 100 días de la nueva presidencia. Con el trazo de su pluma, Biden llevará al país de vuelta al Acuerdo de París.
Pero hay razones para creer que Biden podría lograr aún más.
Por un lado, los estadounidenses no son tan hostiles a las acciones climáticas como algunos podrían pensar. En una encuesta reciente, el 85% de los votantes republicanos de entre 18 y 54 años de edad afirman que tenían más probabilidades de apoyar a un candidato republicano que adoptase un enfoque innovador por el clima. 1
También está sobre la mesa la promesa de los trabajos. La industria de las energías limpias ya es un empleador importante: alrededor de 3 millones de estadounidenses trabajan en el sector y los planes de Biden prevén añadir otros 10 millones de esa cifra. Es un compromiso audaz, pero también debería resonar poderosamente en una economía post-pandemia.