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Sharing economy

Adiós propiedad: la economía colaborativa ya es una realidad

Marzo 2019

La plataforma Fat Llama permite a las personas alquilar objetos o servicios que no vayan a usar temporalmente. La economía colaborativa es un mercado que alcanzará un valor de 355.000 millones de dólares de aquí a 2025.

Doce minutos. Es el tiempo medio de uso de un taladro por parte de una familia durante toda la vida de la herramienta. ¿Vale la pena comprarlo? Por otra parte, la duración media de un trayecto en coche es de 20 minutos, por lo que los vehículos privados permanecen aparcados durante aproximadamente el 95% del tiempo. En vista de esto, la pregunta es muy sencilla: ¿por qué la gente sigue comprando taladros y coches, por poner dos ejemplos? ¿No sería mejor alquilarlos cuando hagan falta?  

Los números de la economía colaborativa

Según los datos de Brooking Institution, la economía colaborativa alcanzará un volumen de negocio de 355.000 millones de dólares de aquí a 2025, mientras que en 2014 ya alcanzó los 14.000 millones. Un boom visible en un simple ejemplo: según PWC y BAV Consulting, Airbnb acoge cada año a 155 millones de personas, mientras que la famosa cadena hotelera Hilton «solo» acoge a 127 millones de clientes en sus hoteles de todo el mundo.El contexto es líquido, cambia y evoluciona sobre todo en función de la demanda de los millennials: según la entrevista, el 77% de ellos está dispuesto a llevar un estilo de vida más esencial, a cambio de reducir su posesión de objetos y servicios. 

El reto de Fat Llama

Tres emprendedores británicos han puesto en marcha un mercado peer-to-peer para alquilar prácticamente de todo, desde cámaras de vídeo hasta drones, desde kayaks hasta proyectores, desde bañeras de hidromasaje hasta el equipamiento para montar una discoteca. De esta forma, los propietarios obtienen un beneficio compartiendo la posesión de sus herramientas y quienes las alquilan gastan una cantidad modesta por usarlas solamente de forma puntual, sin tener que preocuparse de almacenarlas. Obviamente, según el informe de Nielsen Global Survey of Share Communities, algunos tipos de propiedad privada se consideran más adecuados para el uso compartido que otros: el 26% de las personas está dispuesto a compartir lecciones y servicios, el 28% herramientas electrónicas, el 23% utensilios y herramientas manuales, el 21% automóviles, el 17% muebles y solo el 15% la casa.

Un seguro para convencer a los escépticos 

El objetivo de esta start-up londinense es crear un mundo en el que las personas no necesiten tenerlo todo, sino solo lo que utilizan a diario. Para convencer a los usuarios menos acostumbrados a este tipo de interacción, han optado por una sencilla estrategia: asegurar cada objeto alquilado contra pérdida o daños hasta un máximo de 250.000 libras esterlinas, ofreciendo además seguros ad hoc para las herramientas de alto valor. Asimismo, mediante un algoritmo propio, Fat Llama es capaz de comprender el riesgo asociado a cada usuario a partir del comportamiento de este en la plataforma. Gracias a estas precauciones, el índice de riesgo es muy bajo: según las estimaciones oficiales, aproximadamente un alquiler de cada 10.000 tiene problemas. La previsión es que, en los próximos 10 años, casi todas las cosas que poseemos ahora estarán disponibles online para alquilarlas, gracias a la evolución del Internet de las Cosas.