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Consumo sostenible

Alimentación: lecciones aprendidas de la crisis sanitaria

Mayo 2021

Circuitos logísticos demasiado largos, seguridad alimentaria bajo revisión, efectos de la malnutrición sobre la resistencia al virus... La crisis sanitaria nos dice mucho sobre cómo nos alimentamos. Aquí comentamos algunas lecciones que hemos podido aprender de esta crisis, así como las oportunidades de inversión que ha traído consigo.

La crisis sanitaria persistente nos recuerda, ahora más que nunca, la importancia de preservar la salud: la mayoría de los enfermos fallecidos a causa del virus presentaba factores de comorbilidad, como obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares importantes.

La mejora de la salud de todos pasa por una alimentación mejor, más sana y más equilibrada, lo cual implica consumir productos de mejor calidad nutricional. Otro fenómeno que ha puesto de manifiesto la crisis vinculada al confinamiento es la fragilidad de la cadena de aprovisionamiento. Así, hemos tomado conciencia de algunas aberraciones.

Debemos obtener nuestras provisiones de las proximidades inmediatas de las grandes ciudades

En EE.UU., por ejemplo, pasan hasta once meses desde que se recoge una manzana hasta que se consume. Mientras tanto, la cadena de conservación, de logística y de distribución es necesariamente demasiado larga. Este modelo de consumo de los productos más sencillos no solo requiere una gran cantidad de energía (hay que almacenar, refrigerar y transportar los productos), sino que además conlleva riesgos importantes para la seguridad de los alimentos: cuantos más intervinientes hay en la cadena, mayor es el riesgo de fallo en un momento u otro.

Ahora más que nunca, hemos comprendido la necesidad de obtener nuestras provisiones no de la otra punta del mundo, sino más bien de lugares situados nada más salir de las grandes aglomeraciones. Esto implica dar prioridad a circuitos lo más cortos posible, pero también a las granjas verticales. Estos centros de producción de frutas y verduras, en lugar de ocupar una superficie de suelo considerable y de utilizar un número excesivo de recursos en tierras cultivables, están distribuidos en varios niveles. Esta técnica permite cultivar en las proximidades inmediatas de las grandes ciudades.

Debemos aspirar a una mejor calidad nutricional

Independientemente de este periodo de crisis, que ha impulsado la concienciación al respecto, estimamos que la demanda de alimentación crecerá un 50% en los próximos treinta años. Al mismo tiempo, el problema del cambio climático que conocemos está reduciendo las superficies cultivables y los recursos hídricos son limitados. De la misma manera que debemos limitar el malgasto de energía, debemos encontrar una vía para lograr la eficiencia alimentaria, generando menos desperdicios y buscando siempre una mejor calidad nutricional. Por el momento, cada año se desperdicia un tercio de la producción alimentaria.

Además, la cantidad producida está mal repartida. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), en los países emergentes una de cada cinco personas sufre subalimentación crónica, y dos mil millones de personas sufren carencias de micronutrientes. Al mismo tiempo, los países más ricos están haciendo frente a un alto índice de diabetes, así como a un número elevado de personas con sobrepeso.

Estamos convencidos de que el sector alimentario registrará un crecimiento permanente en los próximos años, con motivo de la demanda creciente y de la necesidad de alimentarse de manera más saludable, con productos de mejor calidad. Además, este sector tiene un carácter defensivo muy fuerte. Apenas está sujeto a los ciclos económicos, ya que satisface necesidades básicas. Y, por norma general, las empresas de este sector presentan un ratio de endeudamiento menor que las empresas de otros sectores. Asimismo, cuentan con una mayor liquidez y suelen ofrecer más beneficios que la media del MSCI World All Countries.

Cuestiones esenciales a tener en cuenta

  • La demanda de productos alimentarios aumentará incluso aunque se agoten los recursos. Por tanto, es necesario mejorar la eficiencia de la producción.
  • Son muchas las empresas que también están apostando por una mejor calidad nutricional de los alimentos, con el fin de reforzar el sistema inmunitario y de limitar los riesgos para la salud.