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Sostenibilidad medioambiental

Cómo lograr que las botellas de plástico sean sostenibles

Julio 2020

El compromiso de las empresas con reciclar el plástico y convencer a los consumidores para que también lo hagan.

Las ventas de agua embotellada están experimentando un gran incremento en todo el mundo. Y el consumo aumenta cada año. Pero, si se piensa bien, no cabe duda de que el agua embotellada es un producto de consumo insensato: un líquido que puede obtenerse gratis del grifo, envasado y enviado a un coste ambiental elevado y vendido a precios igualmente elevados.

¿Por qué consumimos agua en botellas de plástico?

Comprender qué hay detrás del crecimiento del consumo de agua embotellada supone un punto de partida para avanzar en otra dirección más sostenible para el ambiente.

Los estudios sugieren que en EE.UU. el temor a la contaminación del agua es uno de los principales motivos de este consumo. Andrew Szasz, sociólogo de la Universidad de California que ha estudiado el fenómeno del agua embotellada durante más de una década, sostiene que la industria del agua embotellada ha crecido porque la gente ha empezado a desconfiar de sus fuentes de agua locales. De esta forma, atraídos por el marketing, los consumidores han optado por el agua embotellada para protegerse de las amenazas para la salud. En este sentido, fue muy significativa la gran crisis provocada por la contaminación del agua en Flint, Michigan, que aumentó las preocupaciones.

Szasz describe el fenómeno como un ejemplo de «cuarentena invertida». La gente tiene miedo de las amenazas ambientales y, en lugar de afrontar el problema mediante una movilización política, busca una vía escapatoria alternativa frente al desastre. «Es una forma perversa de ecologismo en la que, en lugar de afrontar el problema, creas esta burbuja limpia y consumible a tu alrededor», afirma Szasz. «El agua embotellada es un refugio imaginario. La idea de que te estás protegiendo no es más que una ilusión.» Y parte de la culpa la tiene el embalaje, que usa etiquetas con imágenes de la naturaleza de color verde y azul, imágenes de montañas nevadas y palabras como «puro» o «natural». «La propia botella transmite un mensaje», dice Szasz. «Esta agua debe ser pura porque alguien se ha molestado en aislarla del ambiente.» Así se reducirán las preocupaciones, pero no los problemas.

Cómo reducir los costes ambientales

Pero se necesita un cambio de rumbo. La sed mundial de agua embotellada conlleva que los productores deban encontrar nuevas fuentes de agua o aumentar la extracción de los puntos de extracción que ya están en uso. Pero muchos acuíferos de todo el mundo se están reduciendo. Mediante la información de los satélites, los científicos de Caltech han descubierto que un tercio de los acuíferos de todo el mundo están en peligro.

Sin olvidar que las materias plásticas utilizadas para el agua embotellada representan un gran coste ambiental. En 2017 se vendieron casi 14.000 millones de litros de agua: el 70% en botellas de plástico de una dosis, habitualmente fabricadas con tereftalato de polietileno o PET. Cada año se utilizan unos 20.000 millones de botellas de agua de plástico. Solo se recicla el 54% de estas .

Los grupos ecologistas piden la prohibición absoluta de la venta de agua embotellada. El Natural Resources Defense Council, por ejemplo, afirma que «lo mejor que podemos hacer para proteger nuestros cursos de agua es, sobre todo, intentar mantener la mayor cantidad de plástico posible fuera del flujo de residuos». Se recomienda dejar de comprar agua embotellada, sustituyéndola por botellas o cantimploras reutilizables llenadas con agua del grifo. Un llamamiento que no ha pasado desapercibido en el sector del agua embotellada. Hasta el punto de que Nestlé, PepsiCo, The Coca-Cola Company, Dr Pepper Snapple Group y Keurig han empezado a diseñar alternativas de envasado, contratando a responsables de sostenibilidad.

Nestlé Waters North America, por ejemplo, se ha comprometido a producir el 50% de sus botellas de agua con PET reciclado (rPET) de aquí a 2025, con un objetivo intermedio del 25% de aquí a 2021, unas cuatro veces la cantidad de rPET que utiliza actualmente. Y, de aquí a 2022, la marca Poland Spring utilizará plástico 100% reciclado. Además, Nestlé está colaborando estrechamente con los transformadores de materias plásticas, que destruyen las botellas, las limpian y las envían a un productor de resina, que a su vez mantendrá separado este material. El objetivo es ofrecer a los proveedores de rPET contratos a largo plazo para incentivar también las inversiones en la tecnología.

El papel de los consumidores en el reciclaje del plástico

No obstante, tampoco la industria del reciclaje de plásticos de alta tecnología puede ir muy lejos por sí sola, sin la ayuda de los consumidores. La regla número uno es que los consumidores se comprometan a diferenciar sus botellas de plástico. Nestlé, por ejemplo, colabora con Keep America Beautiful, una organización sin ánimo de lucro que trabaja para enseñar a las personas y a las comunidades cómo y por qué reciclar.

No obstante, el cambio de las decisiones de los consumidores es la parte más difícil de esta apuesta y seguramente escapa al control de una empresa.

Pero lo que puede hacer la industria de las bebidas es asegurarse de que sus prácticas sean lo más sostenibles posible, con el fin de ofrecer a las personas agua potable limpia y segura generando un daño ambiental mínimo.