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Invertir para el medio ambiente

Día mundial de la eficiencia energética

Marzo 2019

Gonzalo Rengifo Abbad

Hoy día 5 de marzo se celebra el Día Mundial de la Eficiencia Energética, cuyo origen remonta a la Conferencia Internacional en 1998 en Austria, cuando se debatió la crisis de la energía y las posibles soluciones.

Día Mundial de la Eficiencia Energética

Tiene lugar tras el acuerdo universal sobre cambio climático de París, por el que países desarrollados y en desarrollo se han comprometido a prevenir un incremento de la temperatura global a menos de 2ºC respecto a la era preindustrial y proseguir los esfuerzos para mantenerlo en 1,5 °C.  Por su parte los objetivos fundamentales de la Unión Europea (UE) incluyen medidas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero 20% en relación con los niveles de 1990, 20% de energías renovables en la UE y 20% de mejora en eficiencia energética. Además la Comisión Europea presentó el 28 de noviembre de 2018 la visión para una economía neutral respecto al clima para 2050, mediante inversión en soluciones tecnológicas, capacitación y armonización industrial, en consonancia con el Acuerdo de París. Al respeto el Consejo de Ministros acaba de aprobar un anteproyecto de ley de cambio climático y transición energética y Plan Nacional de energía, coherentes con la hoja de ruta de la UE a 2050 para descarbonizar la economía.

Tenemos que ser más eficientes en la utilización de los recursos energéticos que disponemos.

Gonzalo Rengifo Abbad

Una transición en sus primeras etapas

De hecho el desacoplamiento de emisiones de CO2 del crecimiento del PIB comenzó hace diez años en Europa y empieza a despegar en China, segunda economía del mundo, que sufre un alarmante aumento de contaminación, ya que el 70% de su mix procede del carbón.  Las fuentes de energía renovables, hidroeléctrica, eólica y solar, ya sumaron la mitad de instalaciones de nueva capacidad en 2015 y pueden superar al carbón para convertirse en la mayor fuente de generación de energía para 2030. A ello contribuye que el coste de generación de renovable ha disminuido con las economías de escala, avances tecnológicos y mejores condiciones de financiación.

De manera que actualmente ha aumentado mucho la conciencia de que tenemos que ser mucho más eficientes en el uso de recursos energéticos, con alineación de intereses de gobiernos, empresas y consumidores.  Los gobiernos se enfrentan al desafío de remodelar su mix energético con formas menos contaminantes y la demanda de soluciones de eficiencia energética se ve apoyada por una regulación cada vez más estricta.  El transporte representa 80% del consumo de petróleo y con la presión regulatoria los fabricantes tienen incentivo adicional para desarrollar motores más eficientes, lo que beneficia a empresas especializadas de repuestos, tecnologías de automatización y redes inteligentes.  Además el coste de almacenamiento de energía se ha reducido un tercio y es previsible que se reduzca otro tercio para 2030. Para ese año la cuota de coches eléctricos puede ser del 20%.

 

También hay que tener en cuenta que la energía consumida en residencias o comercios representa aproximadamente el 40% del consumo mundial y se pueden lograr ahorros con mejor aislamiento, sistemas de calefacción y aire acondicionado, iluminación LED y arquitectura y edificios inteligentes. Adicionalmente, se prevé que las necesidades de almacenamiento de datos aumenten en un factor de 50 para 2022 y la electricidad es su mayor coste, que puede mejorar con sistemas de refrigeración, diseño y abastecimiento eléctrico así como microprocesadores más eficientes. Al mismo tiempo la demanda de renovables, con el aumento de la riqueza y menores costes relativos y absolutos, especialmente en países de condiciones meteorológicas que favorecen la eólica y solar, está resurgiendo sobre todo en China, India y sureste asiático.  En concreto China es ya el mayor mercado eólico del mundo y está en vías de convertirse en el mayor mercado solar por nueva capacidad.

Sin olvidarnos de que el gas natural tiene un papel central en esta transición energética. No genera óxido de azufre y 60% menos óxido de nitrógeno y dióxido de carbono, consume 50% menos de agua que el carbón y ya representa casi cuarta parte del uso energético del mundo –frente a 8% en la década de 1950-. Además el gas natural es una importante fuente de abastecimiento de energía en economías emergentes, en las que se prevé aumente con rapidez, la mayor parte en Asia.