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Sostenibilidad medioambiental

España apuesta por la construcción sostenible

Marzo 2020

Durante los últimos 10 años, en España se han venido acometiendo un número creciente de proyectos de construcción destinados a levantar viviendas pasivas. Se trata de aquellas que apuestan por la sostenibilidad, reduciendo las necesidades energéticas de la casa.

Las constructoras españolas comienzan a alinearse con la sostenibilidad en sus nuevos proyectos, potenciando nuevas formas de diseño y construcción, así como una apuesta por las casas pasivas.

A pesar de que este tipo de proyectos se están incentivando a partir de una fiscalidad más amable, lo cierto es que en España no existen demasiadas viviendas (unas 70 en 2018, afirma un artículo de La Nueva España) con la certificación Passivhaus (que aquí explican los expertos de Cenergetica). Según el estándar, la demanda máxima por metro cuadrado ha de ser de 15 kWh al año destinados a calefacción y refrigeración, y la energía primaria demanda total por el inmueble no puede superar 120 kWh/m2 al año. Lógicamente, estos ratios varían en función del clima y de la estación del año.

Por otro lado, se estima que el número de propiedades construidas según estos criterios de eficiencia, definidos en Alemania en los años 90, es mucho mayor, aunque no cuentan con la mencionada certificación.

Poco a poco, las promotoras y empresas de construcción están introduciendo esta forma de hacer las casas, en parte debido al incremento de la demanda por parte de un consumidor más concienciado con los retos medioambientales.

La construcción sostenible supone la adopción de un sistema global, que abarca desde la etapa del diseño hasta los materiales a emplear para su construcción y su posterior utilización; el tratamiento de los residuos, así como la cantidad de energía que necesitará el edificio o la vivienda para su correcto funcionamiento, todo y garantizando el bienestar de sus habitantes.

Se está potenciando, en aras de cumplir con los requerimientos de certificación, el uso de energías renovables como la eólica, solar, térmica, fotovoltaica o hidráulica, para generar electricidad sin emitir gases contaminantes. Asimismo, se aboga por el empleo de equipos energéticamente eficientes.

La monitorización es otro de los ámbitos de mayor desarrollo. Se utilizan sensores o controladores digitales para supervisar diferentes parámetros, tales como la temperatura, la iluminación o la humedad de las estancias. Además de instrumentos de medición del nivel de dióxido de carbono para nivelar el grado de ventilación con la ocupación del edificio o vivienda.

¿Cuál es la legislación vigente en España en materia de casas pasivas?


En España se aplican diferentes disposiciones legislativas que establecen tanto las normas energéticas como las relacionadas con los aspectos constructivos del edificio, y que pueden afectar la demanda de energía en el futuro. Estas son:

El Código Técnico de la Edificación, el Real Decreto 314/2006 y la Orden FOM/1635/2013 (que nos muestran las webs del Ministerio de Fomento, el BOE y Noticias Jurídicas respectivamente) establecen los requerimientos mínimos relacionados con la eficiencia energética. En estos documentos se establecen las normas relacionadas con el aislamiento de las viviendas, las condiciones de iluminación o las instalaciones de energía solar, térmica y fotovoltaica en los edificios. Se exige que una parte de la energía eléctrica deba provenir de fuentes renovables. 

Otra de las normativas vigentes es el Reglamento de Instalaciones Térmicas  y sus Instrucciones Técnicas Complementarias (que leemos en IDAE.es y Madrid.org), que se deben tener en cuenta para realizar instalaciones de climatización o para generar el agua caliente necesaria.

Por su parte, en el BOE encontramos también el Real Decreto Legislativo 7/2015, que unifica las disposiciones de la Ley de Suelo aprobada por el Real Decreto Legislativo 2/2008, estableciendo los principios sostenibles que guían el desarrollo territorial y urbano en el país. 

En suma, la construcción sostenible en España supone un nuevo ámbito de rentabilidad que poco a poco está copando las iniciativas más conscientes. Se espera su crecimiento durante los próximos años, especialmente desde la entrada en vigor de la directiva europea 2010/31, que vemos en el BOE, y que estipula la necesidad de aplicar estándares de consumo casi nulo.