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Sostenibilidad medioambiental

Las iniciativas para seguir reduciendo las emisiones de CO2

Septiembre 2020

La paralización de las actividades no esenciales en España causó un descenso de las emisiones de dióxido de carbono de hasta el 31,9% en el mes de abril. Sin embargo, el actual repunte pone en alerta a empresas y gobiernos e impulsa iniciativas para un modelo más sostenible.

Abril de 2020 pasará a la historia por haber sido el mes íntegro de confinamiento en todo el territorio español, pero también porque la subsecuente paralización de las actividades no esenciales propició una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que a nivel mundial llegó a alcanzar la sorprendente cifra del 43%.

El sector que registró la mayor caída fue el del transporte, que supuso aproximadamente la mitad del descenso total. Así, la profesora Le Quéré, autora de un análisis sobre la reducción temporal de las emisiones de CO2 a causa del confinamiento forzoso, publicado por Nature Climate Change, recalca la importancia de un modelo más sostenible. En el estudio analiza los datos de los 69 países, 50 estados de EE. UU. y 30 regiones chinas que suman el 97% de las emisiones mundiales e indica que “apoyar los desplazamientos peatonales y en bicicleta es mucho más barato y beneficioso que la construcción de carreteras”.

En este sentido, el coronavirus ha impulsado un nuevo concepto de transporte individual, llevando al auge de los Vehículos de Movilidad Personal (VMP). Los temores a las aglomeraciones en el transporte público que facilitan la propagación del virus,, el incentivo de la limitación del tráfico y la peatonalización de zonas que habitualmente no lo son –por ejemplo, el Paseo de la Castellana de Madrid, sumado a una siempre mayor conciencia medioambiental de los españoles (casi el 80% recicla), son algunos de los factores que impulsaron esta nueva tendencia durante la denominada primera fase de la pandemia. 

La caída y el repunte

Las cifras auguraban una caída de alrededor de un 10% de las emisiones contaminantes al final de esta fase, como así lo indicaba José Santamarta en un estudio del Observatorio de Sostenibilidad el pasado mes de junio. Y, sin embargo, hace tan solo unos días, los expertos ya informan de que los niveles han vuelto a los previos a la pandemia, aunque aún no los han cuantificado en términos absolutos.

Un porcentaje que los expertos han reducido a entre un 4% y un 7%, lo que aleja nuestro país del objetivo del Acuerdo de Paris de frenar el aumento de la temperatura mundial a 1,5 grados centígrados con respecto a la era preindustrial. Con estas nuevas previsiones, nos situaríamos en una reducción de tan sólo 1 grado, y la situación no tiene visos de mejorar. Así, según la patronal logística UNO, la entrega a domicilio de paquetería de e-commerce se incrementó hasta el 50% antes del mes de mayo, con el consecuente aumento de tráfico motorizado y contaminación. No se espera que esta tendencia disminuya, debido al auge imparable del comercio electrónico. 

El incremento de la circulación de vehículos no sólo afecta los objetivos del Acuerdo de Paris, también dificulta la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados por la ONU para 2030, alejando así la ambición de mejorar la vida de las sociedades mundiales. En concreto, objetivos tan importantes como el 11 “Ciudades y comunidades sostenibles”, o el 13 “Acción por el clima”, se intuyen difíciles de alcanzar.

Con todo, España ha tomado conciencia de la necesidad de un modelo más resiliente y sostenible y así lo demuestran sus 79 proyectos de inversión verde que la firma de auditoría Ernst & Young ha recogido en un reciente informe. En él se han publicado 1.000 propuestas europeas en el ámbito de los cinco sectores fundamentales: energía, construcción, transporte, industria y los recursos del suelo. En este documento, titulado “Recuperación Verde del COVID-19 y Plan de Resiliencia para Europa”, destacan dos grandes proyectos españoles.

El proyecto de la Línea 3 del Metro de Sevilla sobresale por la inversión de 1.500 millones de euros previstos para su realización. El consistorio sevillano, en colaboración con la Junta de Andalucía y el Gobierno central, pretende conectar la ciudad de norte a sur, pasando por infraestructuras clave, y estima alcanzar los 14 millones de viajeros anuales. 

Iberdrola, por su parte, después de iniciar el proceso de descarbonización de sus centrales que emplean la quema de carbón, con el cierre de la planta de Velilla (Palencia) y la solicitud de cese de la de Lada (Asturias), apuesta por el que será el mayor proyecto fotovoltaico de Europa. La nueva instalación, que requerirá una inversión de unos 300 millones de euros, se llamará Francisco Pizarro y se localizará en Cáceres, donde contará con una potencia instalada de 590 MWp. Se prevé su puesta en funcionamiento para 2021 y generará energía verde suficiente para satisfacer la demanda de 375.000 personas al año.


La conciencia no pasa solo por grandes inversiones

Pero las iniciativas en España para seguir el camino hacia una sociedad más sostenible y resiliente, y cumplir así con la Agenda 2030 de ODS, van más allá de la creación de infraestructuras. La ciudad de Madrid, por ejemplo, ha optado por reforzar cambios bien acogidos durante la pandemia. Así, ha transformado la Puerta del Sol y sus calles confluyentes en peatonales, entre las cuales se encuentran la Calle Mayor y la Calle Alcalá, a su paso por la plaza. Asimismo, dado el gran aumento de la utilización de BiciMAD, su servicio de bicicletas eléctricas, de alrededor de 67.000 usuarios a más de 73.000, ha lanzado un nuevo modelo que llega al extrarradio. Este nuevo sistema, llamado BiciMAD Go, cuenta con una flota de 454 bicicletas, 254 situadas en el interior de la M-30 y 200 en el exterior, y prevé sumar un total de aproximadamente 3.900 vehículos, repartidos por igual entre las dos áreas. De esta forma, permite a sus usuarios utilizar este VMP sin necesidad de estaciones donde recoger y devolver la bicicleta en cualquier espacio de la vía pública, ampliando su oferta a barrios a los que aún no ha llegado el servicio primigenio. 

Barcelona, en cambio, está sopesando aplicar la llamada tasa de última milla a grandes empresas de venta online, como Amazon, en concepto de uso del espacio público. Se trata, en realidad, más de un impuesto verde que de una tasa, es decir, su objetivo es el de cambiar el comportamiento de la sociedad y no el de recaudar.

Tal y como comentamos hace poco en este post, las tendencias muestran que todo el paradigma que hemos conocido hasta ahora se verá obligado a cambiar a causa de la pandemia de coronavirus, y así se necesitará avanzar en la arquitectura, para acercarnos al modelo de Smart Cities más verdes e inteligentes, que deberá caracterizar las sociedades de un futuro no tan lejano.

Las iniciativas también son ciudadanas

Con la vuelta al colegio, resulta necesario recordar que la sostenibilidad y la reducción de las emisiones de CO2 en la atmósfera está en nuestras manos. Así, desde Zero Emissions Objective facilitan unos consejos para aportar nuestro granito de arena. Además de medidas como utilizar los medios de transporte menos dañinos para el medioambiente o adquirir materiales ecofriendly, subrayan la importancia de reutilizar mochilas y estuches en lugar de comprar unos nuevos cada año y del intercambio de libros de textos, ya que cada kilogramo de papel producido representa aproximadamente el triple de dióxido de carbono liberado en la atmósfera. 

Asimismo, el papel de aluminio con el que tradicionalmente se envuelven los alimentos de los alumnos, es uno de los grandes enemigos del medioambiente. Una escuela española produce seis millones de kilogramos de CO2 a causa del consumo de este material, así que desde esta plataforma animan a optar por soluciones de papel o textiles.