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Consumo sostenible

¿Madera transparente para sustituir al vidrio?

Mayo 2021

Si bien oír hablar de madera transparente puede sonar a invento propio de una película de ciencia ficción, lo cierto es que podría estar más cerca de lo que pensamos.

La madera es uno de los materiales más antiguos que ha utilizado el hombre para sus actividades, desde la construcción hasta la producción de utensilios de uso cotidiano, pasando por la combustión o el transporte fluvial y terrestre. Después de miles de años, la producción de este material sigue en aumento. En 2019 se produjeron 3.966 millones de m3 solo de madera en rollo, frente a los 1.827 de acero, por ejemplo. En 2021, la madera sigue siendo un material al alza, tanto por su utilidad, como por el auge de las inversiones sostenibles.

Cómo se consigue la madera transparente

La lignina y la celulosa son los dos componentes principales de la madera y, también, los causantes de la falta de transparencia de este material.  Por su parte, la lignina absorbe la luz, y los cromóforos —componentes que se activan gracias a la luz— presentes le dan su típico color marrón. Por su parte, la celulosa tiene una estructura similar a tubos huecos que contienen aire y dispersan la luz, limitando así la transparencia.

Desde los comienzos de la investigación, uno de los objetivos era el de eliminar la lignina y sustituirla por materiales resinosos, como el epoxi. Sin embargo, este procedimiento devolvía un producto mucho más endeble, y el proceso suponía el uso de cantidades elevadas de productos químicos y un excesivo consumo energético. Una paradoja para el desarrollo de un material pensado para ser más sostenible con el medio ambiente.

Recientemente, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Maryland, ha demostrado que es posible crear madera transparente sin dicho desgaste químico y energético, gracias a un producto químico sencillo, el peróxido de hidrógeno. Se trata de un producto usado para teñir el pelo, que es capaz de modificar los cromóforos, cambiando su estructura para que no absorban la luz y, por consiguiente, no le confieran su tono marrón.

El contacto del peróxido de hidrógeno con la madera le otorga un color blanco, lo que se conoce como madera rubia, a la cual hay que aplicar el mencionado material resinoso que, penetrando en la celulosa, la torna transparente, en una suerte de efecto parecido al de un clínex que, mojado, se transparenta. Además, el producto de este proceso resulta ser más fuerte y resistente que el vidrio o el cristal común.

Eficiencia y sostenibilidad, los grandes propulsores de la madera transparente

Así, hace años que los investigadores buscan la manera de hacerla transparente, de modo que podría utilizarse para sustituir al vidrio, cuyo impacto medioambiental es considerablemente superior. Y ya no solo eso, sino que este último tiene una capacidad de aislamiento térmico inferior, siendo en buena parte culpable de la dispersión del calor y subsiguiente pérdida de energía.  De hecho, según calcula la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) la pérdida de energía se produce en un 30% por las ventanas, un 25% por las paredes y un 2% por los suelos. 

Por su parte, la madera se caracteriza por su natural capacidad aislante, no solo térmica, sino acústica. De este modo, si los científicos tuvieran éxito en su cometido, la madera podría sustituir a los cristales dobles que tan necesarios son en grandes urbes. 

Según reporta el Departamento de Agricultura de Estados Unidos, la fabricación de vidrios y cristales para la industria de la construcción supone la emisión a la atmósfera de 25.000 toneladas de CO2 anuales. El Gobierno de Euskadi esta vez, señala por medio de otro estudio que una ventana de madera se produce con un 45% menos emisiones que una de cloruro de polivinilo (PVC) y con un 47% menos emisiones que las de aluminio. De este modo, las emisiones de gases de efecto invernadero podrían verse reducidas sensiblemente. 

Por otro lado, un estudio de 2016 demostró que la luz se dispersa de modo distinto al atravesar la madera transparente, tanto que, colocada encima de un panel solar ha conseguido aumentar su eficiencia en un 18% y los expertos estiman que podría alcanzar un 30%. 

El paso adelante que se ha dado con este nuevo estudio es muy significativo, ya que permite abaratar costes, reducir tiempos y contaminación, mejorar el resultado, y, quizá, podría suponer la incorporación de este revolucionario material en la construcción y la ingeniería más pronto de lo que podríamos imaginar. Al fin y al cabo, puede que no tengamos coches voladores, pero sí buses que se conducen solos.

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