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Inversiones

NFT: la moda de comprar una obra digital, un GIF o incluso un meme

¿Te imaginas comprar un GIF? Sí, has leído bien: un GIF, uno de esos vídeos breves que plagan internet.
Mayo 2021

En febrero, una versión en movimiento del famoso meme NyanCat fue vendida por casi medio millón de euros. Apenas unas semanas después, el artista digital Beeple vendió su obra Everydays: The first 5000 days —obviamente digital— por unos 58 millones de euros, a través de la histórica casa de subastas Christie’s. En las mismas fechas, Sotherby’s vendió un píxel (The Pixel, del artista Pak) por 1,36 millones de dólares. ¿Cómo? Gracias la tecnología en boga: los NFT.

De lo tangible a lo digital

Para entender qué son los NFT importante que tengamos presente la implacable tendencia que hace décadas experimentamos en el día a día: la sustitución de lo tangible por lo intangible.

Tomemos como ejemplo el dinero. Al principio de los tiempos, después del trueque fue el dinero mercancía, monedas cuyo valor se reflejaba por el equivalente del metal del que estuvieran hechas.

Con los siglos, se creó el dinero representativo o de curso legal, que dejó de depender del valor real de su soporte, para pasar a representarlo simbólicamente. En otras palabras, el papel y la fabricación de un billete de 500 euros no suponen ese valor, sino que se lo otorga la entidad emisora.

Entonces, se creó el dinero electrónico, aquel que utilizamos en nuestras transacciones a través de banca online, móvil y todos aquellos dispositivos que nos permiten realizar pagos contactless y que, a través de cajeros automáticos, podemos transformar en dinero tangible o viceversa.

Y, finalmente, llegó el dinero digital, que debe confundirse con el electrónico del que acabamos de hablar. Este es el de las criptomonedas, totalmente virtual, que no existe de forma tangible y que por ahora, no está respaldado por gobiernos e instituciones oficiales.

De las criptomonedas a los NFT

Bien, pues, los Non-Fungible Tokens (NFT por su nombre inglés) o tokens no fungibles siguen el mismo concepto que acabamos de ver: si antes comprábamos metales y piedras preciosas, obras de arte y otros objetos coleccionables cuyo valor estribaba en su unicidad física, ahora hacemos lo mismo de forma digital. 

Para entendernos, un activo fungible es algo que puede intercambiarse con facilidad, como un billete de 20 euros que puede ser cambiado por dos de 10 sin mayores dificultades. Así, un activo no fungible es algo que también puede intercambiarse, pero no fácilmente, a causa de su unicidad, como las obras de arte. ¿Cuántas veces hemos podido ver reproducciones en fotografías, posters o postales del Guernica de Pablo Picasso? Incluso podemos verlo a través de visitas virtuales, y, sin embargo, solo existe un cuadro, y es el que está en el Museo Reina Sofía de Madrid. 

Un NFT es exactamente eso: un activo único que puede ser comprado o vendido, pero, a diferencia de las obras de arte tradicionales, este solo puede existir en un entorno digital, sin que exista una versión física. Siguiendo nuestro ejemplo, es algo así como si Picasso hubiera creado el Guernica en un ordenador.

¿Cómo funciona?

Ya sabemos cuál es la siguiente pregunta: ¿y cómo se puede poseer algo único si es digital? Gracias a la tecnología blockchain que se utiliza con las criptomonedas, es decir, una técnica criptográfica que contiene metainformaciones sobre un archivo digital. Así, pues, ese archivo digital único que has comprado, llevará consigo intrínsecamente que es de tu propiedad. Gracias a este sistema, además, el NFT guarda un historial de las personas que son propietarias, certificando así la legitimidad de su poseedor.

Los datos de un NFT se almacenan en el blockchain por medio de un contrato inteligente, un protocolo informático que ejecuta, controla y documenta legalmente los acuerdos entre dos o más partes. La presencia de este smart contract impide la modificación, destrucción o réplica de la metainformación del NFT, pero también puede implicar condiciones contractuales, como una cláusula por la cual el artista podría percibir un porcentaje de cualquier venta posterior.

Mucho más que obras de arte o GIFs

Los NFT están ganando terreno muy rápidamente y no se limitan a productos artísticos. Jack Dorsey, uno de los cofundadores de Twitter, vendió por 2,9 millones de dólares el primer tuit de la historia. Por su parte, Edson Arantes do Nascimento, uno de los mejores futbolistas que el mundo ha visto jamás y conocido con el apodo de Pelé, anunció el lanzamiento de su primera colección NFT, de la mano de Kingsletter y Visual Lab. Tan rápidamente, de hecho, que hace tan solo unos días se vendió la primera sudadera NFT, cuyo anónimo comprador —quien pagó por ella 26 mil dólares—, podrá lucir en redes sociales y entornos virtuales escaneando un código.

Las opiniones acerca de esta nueva tecnología son diversas: algunos creen que es el futuro en términos de inversiones en coleccionismo, mientras otros creen que se trata de una burbuja que en algún momento estallará. Así que, ya seas fan del fútbol o de los gatitos, nosotros, como siempre, te recomendamos cautela y recurrir a un asesoramiento fiable antes de realizar cualquier inversión.

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