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Transformación digital

La automatización después de la COVID-19: ¿qué futuro le espera al empleo?

Agosto 2020

La pandemia ha provocado una aceleración de la digitalización en el mundo de las actividades productivas. Estas son las previsiones de cara al futuro.

El Consejero delegado de Microsoft, Satya Naella, ha afirmado que ha sido testigo de «dos años de transformación digital en apenas dos meses». La pandemia global de COVID-19 ha generado una aceleración sin precedentes en los procesos de digitalización del trabajo y de las actividades productivas. Pero ¿qué pasará ahora?

Cómo pueden los medios digitales fomentar el crecimiento de nuestra economía

Tras años de alarmismo en cuanto a la sustitución tecnológica de los trabajadores, ahora que estamos en plena crisis laboral, y no precisamente por culpa de los robots, la pregunta que todos nos hacemos es: ¿cómo pueden los medios digitales fomentar el crecimiento de nuestra economía y crear puestos de trabajo? En plena pandemia, el software, los ordenadores y las máquinas han permitido a muchos seguir trabajando y a la economía, mantenerse en pie.

 

En mitad de la emergencia, las máquinas y los robots han servido para realizar tareas en lugar de los trabajadores, protegiéndolos del riesgo de contagio. El peligro es que, una vez que termine la crisis, los que permanezcan sean los robots, sin los trabajadores. Es lo que Markus Brunnermeier, economista de Princeton, ha llamado el «efecto Roomba»: con la pandemia, las familias despiden a las personas que se ocupan de la limpieza doméstica por miedo al contagio y encargan un robot Roomba. Una vez terminado el confinamiento, se quedan con el robot y la persona que se encargaba de la limpieza o pierde su puesto o trabaja menos horas.

 

Un estudio del McKinsey Global Institute, titulado «El futuro del trabajo en Europa», explica que la combinación de la automatización y la congelación de la economía debido a la crisis eliminará puestos de trabajo pero, al mismo tiempo, acelerará el proceso de creación de nuevas figuras profesionales. El problema es que los dos procesos se mueven a velocidades distintas, produciendo inicialmente no solo una reducción de la oferta laboral para algunos sectores, sino también una falta de perfiles profesionales que las empresas necesitan, produciendo una intensa concentración geográfica del trabajo. Con un crecimiento localizado en los grandes núcleos tecnológicos y en las grandes ciudades del planeta.

 

En una época en la que el distanciamiento físico es cada vez más importante para proteger la salud pública, reducir el personal presente en la empresa, recurriendo al teletrabajo o al uso de robots, también podría suponer una garantía de mayor seguridad. Esto también tendría repercusiones que podrían influir positivamente en los beneficios: los robots pueden seguir trabajando incluso cuando la mano de obra humana enferma o no acude físicamente al lugar de trabajo por miedo a contagiarse.

La relación entre recesión y automatización

Pero durante una recesión que está produciendo millones de nuevos desempleados, instalar nuevos robots podría ser demasiado caro para las empresas afectadas por la crisis. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Según un estudio de la Brookings Institution, la automatización aumenta de manera particularmente rápido justo durante las recesiones. Esto se debe a que, cuando las empresas pierden beneficios, ahorrar les parece cada vez más importante. Y, de esta forma, se sienten más presionados a reducir los costes laborales y a despedir personal. Pero no se puede despedir a todos los trabajadores. Por tanto, esto llevará al empresario a despedir a los trabajadores menos cualificados, sustituyéndolos por máquinas y conservando en la empresa a los trabajadores más cualificados y en teoría más productivos.

 

Amazon, por ejemplo, según los datos de Linkedin, es la empresa que más ha contratado en el primer semestre de 2020 para satisfacer la creciente demanda de productos a domicilio. Pero, al mismo tiempo, en algunos almacenes está introduciendo nuevos robots para transportar los paquetes de un trabajador a otro, con el fin de reducir la necesidad de contactos a escasa distancia. Aumentan los beneficios de Amazon, aumentan los puestos de trabajo, aumenta la automatización y también los beneficios económicos de las empresas que venden más productos en la plataforma.

 

Por tanto, en teoría, el efecto final es positivo. Pero el proceso no siempre es tan lineal. Como han recordado los premios Nobel de Economía Eshter Duflo y Abhijit Banerjee en el libro «Buena economía para tiempos difíciles», la automatización ejerce un efecto de «desplazamiento»: elimina los trabajos de baja cualificación y los sustituye por otros que requieren mayor habilidad e instrucción.

 

Por ejemplo, la automatización de una fabrica podría producir la pérdida de algunos puestos de trabajo pero crear otros nuevos en la empresa de un proveedor suyo, porque la primera empresa aumenta su producción y, por tanto, necesita un número mayor de componentes. Pero estos nuevos trabajos podrían encontrarse en un lugar muy distinto, y podrían requerir competencias totalmente diferentes.

 

A largo plazo, los efectos de la automatización serán positivos, pero —según recuerdan Duflo y Banerjee— «el largo plazo puede ser muy largo». Si la pandemia acelera los procesos de automatización, cada vez será más importante saber cuándo durará este periodo y buscar soluciones para hacer que sea lo más breve posible. En cualquier caso, gran parte de las soluciones pasará por una gran inversión en la formación de los trabajadores, de manera que estén preparados para adaptarse a las circunstancias en las que se creen los nuevos empleos.