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Este contenido es únicamente para inversores de tipo: Intermediario financiero y Inversor institucional.

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Inversión responsable

Laurent Ramsey sostiene que los inversores pueden gestionar mejor los riesgos a largo plazo y aprovechar las oportunidades de crecimiento mediante la integración de criterios ambientales sociales y de gobierno corporativo (ASG) en sus estructuras de inversión.

Desde la creación en 2006 de los Principios de la ONU para la Inversión Responsable,  la inversión responsable ha pasado de ser una actividad de nicho a un planteamiento mayoritario: la elaboración de calificaciones basadas en los factores ASG por parte de Morningstar y otros consultores de inversión es sintomática del deseo de los inversores institucionales de obtener más información sobre el modo en que se invierte su dinero y de compartir en público sus convicciones.

Los inversores muestran el deseo de invertir en una forma de capitalismo más responsable.

Más recientemente, los inversores particulares, los family offices y las fundaciones han adoptado principios similares, demostrando su creciente voluntad de invertir en una forma de capitalismo más responsable. Creemos que este fenómeno es consecuencia de una serie de tendencias no relacionadas entre sí. 

  • Los escándalos empresariales no son ninguna novedad, pero los problemas en Enron, Worldcom, Parmalat y Petrobras siguen resonando entre los inversores, muchos de los cuales siguen pagando el precio de estos fallos en los gobiernos corporativos.
  • Los problemas medioambientales, tales como la mala calidad del aire en las grandes ciudades, la contaminación del agua y el cambio climático, constituyen un desafío desde el punto de vista social, económico y político. Esta situación brinda nuevas oportunidades de negocio para las empresas que ofrecen soluciones concretas a esos problemas.
  • La evolución de las preferencias de los consumidores hacia unos productos más limpios y sanos, como los coches eléctricos o los alimentos orgánicos, está cambiando los modelos de actividad de empresas tradicionalmente percibidas como seguras.
  • Las políticas públicas en ámbitos tales como el cambio climático, el impuesto de sociedades o los refrescos están haciendo mella, de manera lenta pero segura, en la rentabilidad de las empresas que tienden a generar beneficios a expensas de la sociedad.
  • Es necesario un cambio económico en sectores como el energético, en el que una proporción cada vez mayor de energías renovables ya no necesitan recibir ayudas públicas para ser competitivas frente a los combustibles fósiles, los cuales aún se benefician de subvenciones en muchos países.

Vislumbramos tres opciones fundamentales para que los inversores puedan atenuar los riesgos y aprovechar las oportunidades de inversión resultantes de estas tendencias. Como mínimo, creemos que todos los inversores deberían estar mejor preparados para detectar posibles "torpedos" en las carteras. A la hora de invertir en empresas cotizadas, recomendamos a los inversores que efectúen un análisis sistemático de la organización de sus gobiernos corporativos con el fin de descubrir sus posibles deficiencias estructurales, como el uso de parámetros a corto plazo basados en criterios contables para establecer la retribución de sus directivos. Los inversores deben plantear sus eventuales inquietudes y expresarlas mediante el voto por delegación. La falta de respuesta del equipo directivo a las mismas podría ser razón suficiente para que los inversores se desprendieran de sus participaciones.

Una segunda opción es centrarse en las empresas sostenibles. La identificación de las empresas sostenibles exige una buena comprensión de sus fundamentales, de su modelo comercial, de la calidad de su gestión y de sus antecedentes. Como estas empresas tienden a ser más adaptables a las fluctuaciones del ciclo económico y más propensas a integrar las tendencias disruptivas en su estrategia de desarrollo, creemos que están mejor posicionadas para generar rentabilidades estables en el largo plazo.

Una tercera opción consiste en dirigir la atención a un universo concentrado de empresas especializadas en ofrecer soluciones concretas a los problemas ambientales, como la tecnología de tratamiento del agua, la eficiencia energética, las renovables o las fuentes de energía con bajas emisiones de carbono. Esta es, de hecho, una estrategia de crecimiento, ya que estas actividades están llamadas a desarrollarse más rápidamente que el PIB mundial.

En todos los casos, el tiempo desempeña un papel crucial. Los inversores deben resistirse constantemente ante la presión del cortoplacismo o a la tentación de tratar a las empresas como si fueran materias primas. También constatamos la necesidad de disponer de indicadores específicos para medir las características ASG de las carteras como, por ejemplo, la huella de carbono.

No existe un criterio único, pero cuanto más lejano sea el horizonte temporal, mayor será la probabilidad de que el capitalismo responsable se convierta en la mejor manera para los inversores de obtener resultados satisfactorios en el largo plazo.