Resumen
Danica May Camacho nació el 30 de octubre de 2011, en medio de una celebración pocas veces vista en los abarrotados hospitales públicos de Manila.
Todo se debía a que su nacimiento representaba un hito global: con ella, la población mundial alcanzaba la cifra de siete mil millones de personas.
Era a la vez un motivo de alegría y un recordatorio de los desafíos que plantea un incesante crecimiento demográfico en el que la población compite por unos recursos limitados.
En menos de 30 años, el planeta albergará a nueve mil millones de seres humanos, de los que la mayor parte pertenecerá a la clase media urbana.
Sin duda esto ejercerá una presión todavía mayor sobre el medio ambiente y lo pondrá a prueba hasta el límite. Los inversores cada vez están más alerta ante estos desafíos.
Ahora muchos reconocen que, como administradores de capital, tienen un papel crucial que desempeñar para asentar la economía sobre una base más sostenible. No obstante, para formar parte de la solución, los inversores deben resolver una paradoja primero.
¿Cómo pueden convertirse en protectores comprometidos del medio ambiente y, al mismo tiempo, obtener una rentabilidad atractiva de sus inversiones?
Creemos que la solución a este enigma ya ha comenzado a materializarse. La reacción de los gobiernos y las empresas ante el aumento de la presión pública para invertir el proceso de degradación ecológica ha dado lugar al surgimiento de un grupo diferenciado y atractivo de inversiones en renta variable que contribuyen a mejorar el medio ambiente.
Se trata de empresas que combinan unas buenas credenciales medioambientales con unos productos y servicios innovadores diseñados para salvaguardar los recursos naturales del mundo. Estas empresas son la esencia de nuestra cartera Global Environmental Opportunities (GEO).