Inspirada en las ideas desarrolladas en la década de los setenta por el emprendedor social Muhammad Yunus, tradicionalmente ha consistido en destinar capital a proyectos específicos de carácter ecológico o socialmente responsable.
El enfoque tiene un doble objetivo: generar rentabilidades financieras y ofrecer beneficios medioambientales y sociales tangibles.
La gama de actividades financiadas en el marco de la inversión de impacto es amplia. Ejemplos recientes incluyen la recuperación de tierras a su estado natural, la construcción de parques eólicos, la mejora de las redes de distribución de agua y el desarrollo de medicamentos huérfanos.
La inversión de impacto se define, en cualquier caso, por sus objetivos y no por el tipo de activo o transacción. Según Global Impact Investment Network (GIIN), la finalidad principal de la inversión de impacto es generar un impacto social y medioambiental positivo y cuantificable además de una rentabilidad financiera, con independencia de si se trata de transacciones públicas o privadas. Una de sus características clave, por lo tanto, es la intención explícita de contribuir a la consecución de resultados sociales o medioambientales positivos.
En el estudio de Kölbel et al. (2020),1 se recalca esta finalidad, ya que indica que el impacto positivo, en los mercados públicos, puede generarse desde dos frentes –el del emisor de los valores (por ejemplo, una empresa) y el del inversor.
Estas observaciones tienen importantes implicaciones para la inversión. Proporcionan una hoja de ruta que indica cómo los inversores pueden aplicar los conceptos de impacto a los valores cotizados. Si bien invertir con impacto en empresas cotizadas puede parecer más difícil que hacerlo a través de mercados privados, es vital dada la magnitud de los problemas que este enfoque pretende abordar.
Pero la inversión de impacto a través de empresas cotizadas conlleva varias salvedades. En primer lugar, para que el enfoque funcione, debe dirigirse a empresas cotizadas con credenciales medioambientales y sociales excepcionalmente positivas o a compañías con potencial para mejorar en esos dos frentes. En segundo lugar, el éxito también depende de lo que suceda una vez realizadas las inversiones. Los gestores de carteras que pueden ejercer una influencia positiva constante en las empresas en las que invierten son más capaces de alcanzar sus objetivos financieros y de sostenibilidad. En tercer lugar, esas contribuciones positivas, no financieras, deben ser cuantificables.
Aunque muchas estrategias convencionales de renta variable afirman integrar principios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), pocas poseen las características que los inversores de impacto consideran más importantes para lograr cambios. Una posible excepción son las carteras de renta variable temática con una orientación medioambiental o social. Estas estrategias no solo se centran en empresas que participan directamente en la formación de una economía sostenible y más equitativa, sino que contribuyen a integrar los principios de inversión responsable en el ecosistema financiero en general.
En este informe, explicamos cómo.
Los perfiles de la inversión de impacto están cada vez mejor definidos gracias a las iniciativas de varios organismos internacionales. Tal vez la definición más detallada sea la de GIIN. Describe las inversiones de impacto como aquellas que “se realizan con la intención de generar un impacto social y medioambiental positivo y cuantificable además de una rentabilidad financiera”.
Más concretamente, GIIN afirma que las inversiones de impacto deberían:
También es esencial medir eficazmente los factores no financieros. GIIN afirma que la inversión de impacto requiere que los inversores (gestores de carteras) midan e informen sobre los resultados sociales y medioambientales de las inversiones subyacentes.
La Corporación Financiera Internacional (IFC, por sus siglas en inglés), la organización del Banco Mundial centrada en el sector privado, ofreció en 2019 una definición similar. Pionera en la inversión de impacto, IFC define a los inversores de impacto como aquellos que reúnen los siguientes atributos:
Aunque la mayoría de los expertos están de acuerdo en que la inversión de impacto requiere “intención” y “medición”, existen diferencias en cuanto a la forma de definir la “contribución”. En la definición de IFC, por ejemplo, el alcance es algo más amplio. Establece que tales actividades equivalen a la búsqueda de una “narrativa, o tesis, creíble que describa cómo contribuye la inversión a la consecución del objetivo perseguido —es decir, cómo ayudarán las actuaciones del inversor de impacto a lograr el objetivo. En este caso, la contribución se considera a nivel del inversor de impacto y puede adoptar formas financieras o no financieras”.
Algunos especialistas del mundo académico han propuesto definiciones más rigurosas de la contribución de los inversores. Un estudio de la Universidad de Stanford, por ejemplo, sostiene que los inversores solo pueden considerarse de impacto si pueden demostrar que existe “adicionalidad” –es decir, que los resultados positivos conseguidos no se habrían materializado de no ser por sus inversiones2. Si bien es atractivo en principio, el concepto de adicionalidad es difícil de utilizar en la práctica, ya que requiere establecer una hipótesis de contraste. A nosotros no nos parece particularmente útil.
En su lugar, preferimos aplicar una adaptación de la definición de GIIN tanto a los valores cotizados como a nuestro propio enfoque de inversión: es decir, las inversiones de impacto son aquellas que se realizan con la intención de generar contribuciones cuantificables positivas para el medio ambiente o la sociedad, además de unas atractivas rentabilidades de la inversión ajustadas al riesgo.
Desde marzo de 2021, el sector de la inversión de la UE está sujeto a normas más estrictas en materia de financiación sostenible. El SFDR ha sido concebido para ofrecer una mayor transparencia a los inversores, exigiendo a las organizaciones financieras que divulguen la información específica relativa a la sostenibilidad de sus fondos.
El SFDR distingue entre los productos de inversión convencionales que no integran factores ASG (artículo 6), los productos que incorporan criterios ambientales o sociales (artículo 8) y los productos que tienen la sostenibilidad como objetivo de inversión explícito (artículo 9).
Los requisitos aplicables a los instrumentos bajo artículo 9 son los más exigentes e implican la transparencia de las contribuciones positivas relacionadas con la sostenibilidad, lo que está en estrecha consonancia con el concepto de impacto de las empresas incluido en las definiciones de la inversión de impacto. Aunque los fondos bajo artículo 9 representan la proporción más pequeña del total de fondos disponibles, muchas estrategias de inversión en renta variable temática sostenible se incluyen en esta categoría.
A grandes rasgos, el mundo empresarial puede tener un impacto positivo en la sociedad y el medio ambiente de dos maneras. La primera vía, abierta a prácticamente todas las empresas con independencia del sector en el que lleven a cabo sus actividades, consiste en abandonar el modelo de fabricación de “tomar, fabricar y desechar” en favor de prácticas más sostenibles en todo el ciclo de vida del producto.
Las tecnologías que reducen las emisiones de carbono, los residuos y la contaminación, por ejemplo, son cada vez más rentables y pueden ser utilizadas por prácticamente cualquier empresa en todos los aspectos de la cadena de producción, desde el abastecimiento de materias primas hasta los procesos de producción y el reciclaje de los productos que han llegado al final de su vida útil3.
Las empresas que tratan de reducir de esta manera el impacto ambiental o social negativo de sus actividades son los elementos básicos de inversión de las carteras ASG “best in class”, que invierten en todos los sectores industriales.
La segunda vía para lograr un impacto positivo es la especialización de productos. Las empresas que siguen esta vía desarrollan y venden productos y servicios que son fundamentales para la creación de una economía más sostenible.
Una característica importante que comparten estas empresas especializadas es que sus productos tienen un enorme impacto positivo sobre el medio ambiente y la sociedad.
Tomemos como ejemplo a una empresa que desarrolla y vende tecnologías que reducen los residuos de fabricación. Si sus productos tienen éxito comercial, brinda la posibilidad de reducir la huella medioambiental de industrias enteras –desde los bienes de consumo duraderos hasta la moda.
Las estrategias de inversión temática suelen centrarse en empresas cuya influencia es sistémica.
Esto contrasta con las estrategias “best in class” convencionales, que seleccionan a las empresas casi exclusivamente en función de la sostenibilidad de sus actividades y no del impacto de sus productos y servicios.
Sin embargo, para que el enfoque temático consiga un impacto positivo, la investigación primaria y fundamental es vital, sobre todo porque el proceso requiere clasificar las actividades económicas según su capacidad para generar un cambio ecológico o social positivo.
Esto exige un criterio experto además de marcos de referencia y datos con base científica. Existen industrias que parecen sostenibles a primera vista y que pueden no serlo tanto si se analiza a fondo su huella medioambiental. (Véase el cuadro a título ilustrativo).
Pictet AM ha ideado un enfoque cuyo objetivo es cuantificar el impacto de industrias y empresas mediante la aplicación del modelo de los Límites Planetarios (LP) –un marco de referencia creado por un grupo de científicos medioambientales en 2009– a un entorno de inversión. El modelo identifica las nueve dimensiones medioambientales que, según la ciencia, son fundamentales para mantener un planeta sano –entre ellas el cambio climático, el consumo de agua dulce, la utilización del suelo y la biodiversidad. A continuación, establece límites numéricos para cada una de ellas, creando un “espacio operativo seguro” dentro del cual deberían llevarse a cabo las actividades humanas.
Al fusionar dicho marco con el Análisis del Ciclo de Vida (ACV), una herramienta que mide la huella medioambiental de las empresas en cada parte de su cadena de producción y distribución, nuestros gestores de inversión pueden evaluar qué empresas están operando dentro y fuera de los límites sostenibles. El método también puede utilizarse para determinar qué modelos de negocio contribuyen a mitigar las presiones medioambientales. La herramienta puede utilizarse tanto en la construcción de carteras como en la elaboración de informes del impacto.
La inversión de impacto también pone gran énfasis en que los propios inversores sean agentes del cambio.
Los inversores en empresas cotizadas pueden aportar su contribución positiva de tres maneras.
En primer lugar, pueden destinar capital a empresas con productos o servicios medioambientales o sociales, o ben reducir su coste.
En segundo lugar, pueden hacer valer su influencia a través de la propiedad activa, mediante la interacción directa con los equipos directivos de las empresas y a través del voto por delegación.
En tercer lugar, al promover la inversión y el análisis de impacto, los inversores pueden difundir nuevos conocimientos y datos y facilitar la integración de los principios de la inversión de impacto en el conjunto del ecosistema financiero.
Efecto sobre el acceso y el coste del capital
El impacto de los inversores en renta variable es más directo en las ofertas públicas iniciales (OPI) y las emisiones de derechos. Participar en estas transacciones es una forma de financiación directa que proporciona a las empresas que generan cambios ambientales y sociales positivos los medios para expandir sus actividades.
Durante las OPI, las empresas tienden a emitir sus acciones con descuento para atraer una amplia participación de los inversores, lo que luego tiene efectos beneficiosos en la liquidez del mercado secundario. Esto ha sido ampliamente documentado en investigaciones académicas4. De ello se deduce que los inversores que participan activamente en el mercado de las OPI pueden, al fortalecer la demanda, aliviar la compensación entre el precio de la OPI (y, por tanto, el volumen de captación de fondos) y la liquidez del mercado.
Incluso en las OPI sobresuscritas, los inversores principales que manifiestan su interés en participar en una fase incipiente de la venta de acciones pueden tener un impacto desproporcionado en el éxito de la transacción. Esto se debe a que su interés crea interés en el mercado de nuevas emisiones. Los inversores especializados, o temáticos, son especialmente susceptibles de desempeñar este papel.
Además, un inversor que participa activamente en las OPI no solo está favoreciendo al emisor, sino también los precios de las acciones de otras empresas que operan en el mismo sector5.
Los equipos de inversión temática de Pictet AM participan con frecuencia en OPI y emisiones de derechos. La OPI de la empresa sueca promotora de energías renovables OX2 es un ejemplo reciente de ello. Antes de la salida a bolsa de la empresa en junio de 2021, los gestores de la estrategia Clean Energy de Pictet AM celebraron tres reuniones con el equipo directivo de la compañía. Durante estas conversaciones, quedó claro que existía una fuerte convergencia temática entre la junta ejecutiva de la empresa y nuestro propio equipo de inversión. Las reuniones también nos dieron la oportunidad de presentar propuestas que ayudarían a OX2 a aumentar su atractivo para los inversores centrados en el medio ambiente.
Como resultado, el equipo de inversión de Clean Energy decidió convertirse en un inversor principal de la OPI. Esto, junto con el deseo de la empresa de contar con un inversor a largo plazo y orientado a la cooperación, contribuyó al proceso de prospección de la demanda, lo que dio lugar a una oferta sobresuscrita. A cambio, Pictet AM recibió una asignación completa durante la OPI, convirtiéndose así en uno de los tres accionistas principales de la empresa.
Los ingresos de la OPI permitirán a OX2 hacer frente a la creciente demanda de capacidad de energías renovables, reforzando su potencial para desarrollar y vender parques solares y eólicos y acelerando la transición hacia una economía sin emisiones netas de carbono.
Los inversores temáticos también pueden contribuir a reducir el coste de capital de las empresas a través del mercado secundario, proporcionando liquidez y favoreciendo las acciones de las empresas que consideran inversiones a largo plazo. Los estudios demuestran que las empresas cuyas acciones son más líquidas suelen disfrutar de un menor coste de los recursos propios6. Un estudio sobre los títulos en 52 países reveló que la diferencia de coste de los recursos propios entre las acciones situadas en el percentil 25 más líquido y las situadas en el percentil 75 era de 109 puntos básicos.7.
Esto puede suponer una gran diferencia. A lo largo del último siglo, se ha calculado que la prima de liquidez de la renta variable estadounidense, uno de los mercados más líquidos del mundo, se sitúa en la franja del 1,7% al 2,1% –lo que implica un diferencial considerable entre la financiación más barata y la más cara8 En mercados menos líquidos, la diferencia sería aún mayor.
La duración del compromiso de un inversor con una empresa también puede tener efectos positivos. Los datos empíricos muestran que contar con la presencia de inversores institucionales con horizontes de inversión a largo plazo en la base de accionistas de una empresa suele reducir considerablemente el coste de los recursos propios de dicha empresa. La investigación concluye que, cuanto mayor es la proporción de inversores institucionales en la estructura accionaria de una empresa (en relación con los minoristas),9 y cuanto más largo es el horizonte temporal de los propietarios, más bajos suelen ser los costes de capital de dicha empresa10 . Se trata de una observación importante para quienes estén sopesando la posibilidad de invertir en renta variable temática, cuyos horizontes de inversión son más largos que la media.
Por otro lado, la desinversión en empresas cotizadas que tienen un impacto negativo en la sociedad y el medio ambiente o características de sostenibilidad deficientes puede incrementar el coste de capital de una empresa. Cuando la desinversión es llevada a cabo, concretamente, por grandes inversores institucionales, los estudios han demostrado que tales hechos pueden hacer bajar el precio de las acciones de la empresa, al menos a corto plazo11.
Aunque es difícil demostrar que un inversor pueda tener ese efecto por sí solo, las evidencias obtenidas de campañas de desinversión coordinadas en las que participaban coaliciones más amplias de inversores muestran que el efecto conjunto puede ser considerable. Por ejemplo, los investigadores han constatado que, durante la oleada de desinversiones en combustibles fósiles de la última década, dicha actividad redujo los flujos de capital hacia las empresas de petróleo y gas que operaban en los países donde se estaban llevando a cabo desinversiones12 . Y, lo que es aún más importante, los anuncios de desinversión parecen tener una influencia duradera sobre los precios de los títulos de las empresas de combustibles fósiles; el efecto parece haber aumentado en los últimos años13. Se han observado resultados similares en la campaña de desinversión en Sudán a principios de la década del 200014.
Interacción de los accionistas y voto por delegación
La segunda forma en que los inversores en renta variable pueden lograr cambios positivos es a través de la propiedad activa.
Numerosos estudios han analizado los efectos de la interacción de los accionistas a través de los gestores de activos15.
He aquí un resumen de sus conclusiones:
Además, esos mismos estudios han descubierto que las campañas de interacción que tienen éxito comparten una serie de características distintivas:
La estrategia Water de Pictet AM ha mantenido su inversión en Veolia, una gran empresa de abastecimiento de agua, durante los últimos 22 años y actualmente somos uno de los 10 mayores inversores de la empresa. De ahí que las conversaciones con el consejo de administración y el equipo directivo sean frecuentes. Veolia quedó expuesta al punto de mira regulatorio cuando su filial se vio afectada por la crisis del agua ocurrida en Flint (Michigan) en 2014. Aunque la compañía no estaba implicada en el escándalo, los gestores de la estrategia Water se reunieron con el equipo directivo de la empresa para abogar por una mejor supervisión de las filiales por parte del consejo de administración y por una revisión estratégica.
Pictet celebró varias reuniones a lo largo de varios años hasta que, en 2020, Veolia dio a conocer una serie de objetivos medioambientales y sociales muy sólidos que se integraron en los planes de incentivos salariales. El equipo de inversión se mostró satisfecho por la magnitud de las iniciativas y la rapidez con la que se aplicaron. Las medidas representan un compromiso a largo plazo para reforzar la responsabilidad corporativa. De hecho, a día de hoy Veolia se sitúa por encima de la media en cuanto a indicadores medioambientales y sociales. Para los gestores de la estrategia Water, las controversias son un aspecto crucial del análisis ASG y pueden servir de base para la interacción con las empresas.
Contribución a la difusión de ideas y movilización del capital
La tercera herramienta es la promoción general de los principios de impacto.
Como administradores de capital global, los inversores se encuentran en una posición ideal para influir en todo el ecosistema financiero. Los gestores de activos que invierten para lograr objetivos medioambientales o sociales también suelen promover el enfoque entre los propietarios de activos, entre sus pares y entre otros miembros de la comunidad financiera. Es más, al financiar y difundir la investigación y la información de esta manera, los gestores de activos pueden convertirse en agentes del cambio para la creación de una economía sostenible.
Esto es, en esencia, lo que el Proyecto de Gestión de Impacto (2018)18 denomina “señalar que el impacto importa”17
Para demostrar que las inversiones cumplen sus objetivos sociales y medioambientales, deben generarse informes transparentes periódicamente. De hecho, la estimación del impacto es un principio fundamental de la inversión de impacto. Lo ideal es que los informes incluyan información sobre todas las medidas adoptadas por el inversor de impacto para lograr las intenciones declaradas.
Como mínimo, los informes deberían incluir:
— Una declaración de intenciones en la que se describa la contribución positiva que se obtendrá a través de la inversión, así como la divulgación de los impactos positivos de las posiciones de cartera subyacentes (en particular los que se derivan de los bienes y servicios de las empresas), así como información sobre la mitigación de los posibles impactos negativos causados por sus actividades.
— Comportamiento de las posiciones de cartera en un conjunto más amplio de métricas ASG (p. ej., huella medioambiental). Esto también puede servir de base para establecer los avances relacionados con las iniciativas de interacción de los accionistas.
— El alcance y la naturaleza de las actividades de propiedad activa, incluidas las cuestiones relativas a la interacción de los accionistas, los avances logrados en estas iniciativas, así como las estadísticas del voto por delegación.
— Información sobre las iniciativas de colaboración y las actividades promocionales o educativas pertinentes para señalar que el impacto importa.
Es fundamental hacer notar que la suma de esta información representa la “medida del impacto” total de una estrategia de inversión. Esta medida no puede simplificarse y totalizarse en una sola cifra, sino que es un conjunto de información que demuestra las medidas adoptadas por el gestor de impacto para cumplir sus objetivos de sostenibilidad. 17
Para efectuar nuestra evaluación de la medida en que las empresas operan conforme a los ODS, realizamos un análisis basado en reglas y datos sirviéndonos de una combinación de inteligencia artificial y valoraciones cualitativas realizadas por nuestros gestores de inversión.
La puntuación final en materia de ODS de nuestras carteras se obtiene teniendo en cuenta las aportaciones del análisis fundamental y del cuantitativo en la misma medida.
Para los cálculos cuantitativos, contamos con un motor de inteligencia artificial propio que utiliza el procesamiento del lenguaje natural para analizar las transcripciones de conferencias de resultados, los informes de los analistas, los productos y las bases de datos financieras de cada empresa. El motor tiene como objetivo identificar palabras clave comunes para obtener información sobre las actividades de la empresa. A continuación, el sistema criba las palabras clave para centrarse en aquellas que estén relacionadas con los conceptos de los ODS.
Tiene en cuenta su importancia relativa para calcular el grado de relación de las empresas con los 17 ODS y con sus 169 subobjetivos.
Nuestro análisis fundamental, por su parte, se centra en el impacto de los productos y servicios ofrecidos por las empresas más que en sus operaciones. Esto significa que, por ejemplo, para obtener una buena puntuación en “Educación de calidad” (ODS 4), una empresa tendría que comercializar un programa de educación pública; impartir formación a su propio personal no se consideraría una actividad “de impacto”.
El resultado de la correlación con los ODS arroja una estimación del grado relativo en que las actividades de una empresa están relacionadas con cada ODS, aunque no puede considerarse una medida de impacto de forma aislada.
Una estrategia de inversión temática sostenible es aquella que afirma explícita y abiertamente que su objetivo es lograr un impacto social o medioambiental positivo además de rentabilidades financieras competitivas. Se dedican importantes recursos a investigar e identificar universos de inversión temática sostenibles y a evitar aquellas empresas que participan en actividades perjudiciales o controvertidas.
Los títulos y su ponderación en las carteras temáticas se determinan en función de la proporción de productos y servicios con una contribución medioambiental o social positiva, de los criterios ASG fundamentales, así como de los indicadores de calidad financiera y de valoración. La asignación directa de capital y la compra de acciones contribuyen a reducir el coste del capital para las empresas objeto de inversión.
Se publican informes periódicos sobre los indicadores más importantes para el enfoque de inversión temática y la intención declarada. En particular, la información debe referirse a los 6 pasos que se comentan aquí. La metodología con la que se haya generado la información debe divulgarse de forma transparente.
La presencia en los medios de comunicación y en Internet, los informes técnicos, la participación en eventos con clientes, las conferencias y los seminarios del sector fomentan la transmisión de conocimientos sobre la inversión temática de impacto.
La renta variable temática, por tanto, puede ser una alternativa líquida viable para aquellos inversores que deseen tener un impacto positivo en determinadas cuestiones medioambientales o sociales. Ofrece a los inversores la oportunidad de canalizar su inversión hacia empresas cuyos productos y servicios benefician al medio ambiente o la sociedad, reduciendo su coste de capital. Dado que la inversión temática exige un compromiso a largo plazo, el enfoque anima a los inversores a desarrollar lazos más estrechos con las empresas en las que invierten, lo cual fomenta la mejora de la conducta empresarial y los resultados a largo plazo.
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