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Oportunidades de inversión en Asia emergente

Febrero 2021
Material de marketing

El nuevo siglo de Asia: una oportunidad tras la pandemia

Por qué los activos de Asia emergente acapararán gran parte de las carteras de los inversores globales.

Un año después de que el brote de Covid-19 desencadenara una conmoción social y económica generalizada, Asia resurge de la crisis más fuerte y con más influencia sobre la escena mundial, atrayendo de manera constante el centro de gravedad económico del planeta hacia el Este.

La mayor parte de la actividad económica de la región ha recuperado su situación anterior a la llegada del coronavirus, gracias a su gestión ejemplar de la pandemia. (La seguridad y la resistencia de Asia frente al coronavirus aparecen clasificadas como las mejores del mundo)1.

Además, las políticas económicas anticrisis del bloque han sido prudentes y mesuradas, a diferencia de las de Occidente, donde los gobiernos y los bancos centrales se han visto obligados a ponerse en pie de guerra. 

Tomemos como ejemplo el caso de China. Pese a encontrarse en el epicentro de la pandemia, los responsables de sus políticas económicas no han tenido que recurrir a un exceso de generosidad fiscal o monetaria. China no ha experimentado un aumento del endeudamiento de igual magnitud que el de las economías desarrolladas. La segunda mayor economía del mundo entró en la crisis con una deuda pública inferior al 50% del PIB que, según nuestras previsiones, aumentará hasta el 67,7% en 2022. El panorama es similar en el resto de Asia emergente, favorable si se compara con las economías del G5, donde el ratio deuda-PIB promedio debería superar el 150% en 20222.

Dicho de otro modo, Asia ha conseguido favorecer el crecimiento sin crear las condiciones para que surjan futuros riesgos financieros.

Esperamos que el crecimiento del PIB del bloque repunte con fuerza hasta alcanzar el 8,9% en 2021, por delante de las economías avanzadas, que deberían crecer tan solo un 4,9%. Esta evolución parece aún más sólida si se compara con la ligera contracción de la región, de tan solo un 0,2% el año pasado, frente al 5,2% de sus homólogas desarrolladas.

Asia ha conseguido favorecer el crecimiento sin crear las condiciones para futuros riesgos financieros.

La eficaz gestión de la pandemia por parte de Asia y su resistencia económica se deben en gran medida a una serie de reformas estructurales pioneras que la región ha ido realizando durante los últimos 20 años aproximadamente, un proceso que prevemos que se acelerará en la próxima década.

Desde la crisis monetaria de finales de los años noventa, los países asiáticos han reforzado los cimientos de la prosperidad a largo plazo reformando su marco institucional, normativo y del mercado de capitales e impulsando la competitividad internacional. 

Otro de los puntos centrales de la reactivación económica postpandemia es lograr una mayor integración regional. En noviembre, Asia emergente dio a conocer un nuevo y ambicioso acuerdo comercial –la Asociación Económica Regional RCEP (Regional Comprehensive Economic Partnership)– que abarca el comercio de bienes, servicios e inversiones entre 15 países, en los cuales habita el 30% de la población mundial.

El acuerdo debería contribuir a impulsar aún más el crecimiento a largo plazo al reducir las barreras comerciales y aumentar en mayor medida la inversión extranjera directa (IED). La IED en Asia sigue siendo resistente a pesar de la pandemia. En 2020, China superó a EE.UU. como mayor receptor de IED del mundo, atrayendo 163.000 millones de USD.

Los países del sudeste asiático, como Vietnam, menos desarrollados que sus homólogos del norte, deberían ser los más beneficiados por el nuevo pacto, ya que desarrollan una base manufacturera que se aprovechará de la demanda de los importadores deseosos de diversificarse más allá de China.

Vietnam es una de las naciones asiáticas más dinámicas, ya que ofrece una gran estabilidad política, un mercado global profundamente integrado y abundante mano de obra gracias a su joven población de 100 millones de habitantes. Su gestión eficaz de la pandemia ha contribuido a mejorar las credenciales del país. Gracias a sus conexiones geoestratégicas con China y el resto de Asia, Vietnam debería atraer una mayor proporción de IED en los próximos años.

A escala panregional, el nivel de vida de Asia está mejorando rápidamente y su población es cada vez más urbana y acomodada. A finales de la próxima década, Asia representará dos tercios de la clase media del planeta3  –un grupo cuyos hábitos de consumo e inversión transformarán el panorama empresarial. 

Potencia postpandémica

El repunte de Asia conllevará implicaciones de gran alcance para los inversores. Sobre todo porque los mercados financieros aún no le han prestado atención. Basta con echar un vistazo a los índices mundiales de renta variable y renta fija para comprobar hasta qué punto Asia está insuficientemente representada. 

Asia emergente apenas compone el 10% del índice del mercado de renta variable global y tan solo el 3% del de renta fija –pese a representar alrededor del 24% de la economía mundial y de los beneficios empresariales globales (véase la fig. 1). 

Fig. 1 - Representación insuficiente
Fundamentales económicos comparados con los índices de renta variable y renta fija, % de ponderación por región
Proporción de Asia en la economía global
*MSCI AWCI; **JPM GBI Broad. Fuente: Pictet Asset Management, CEIC, Banco Mundial

Esta disparidad no se mantendrá durante mucho más tiempo. A medida que los mercados de capitales de la región adquieran más calado y se abran a los inversores extranjeros, Asia sin duda se convertirá en un componente mucho mayor del universo de inversión.

Como cabía esperar, China es el principal factor disruptor. Con el rápido envejecimiento de su población y el consiguiente aumento de sus necesidades de inversión, a la segunda economía del mundo no le faltan incentivos para integrarse más plenamente en el sistema financiero global y atraer, al mismo tiempo, capital extranjero.

Para lograrlo, debe seguir adelante con las reformas. En este sentido, las señales son alentadoras.

Pekín ya ha flexibilizado la normativa para facilitar a los inversores extranjeros la negociación de bonos chinos, ha puesto en marcha una nueva bolsa de valores al estilo del Nasdaq y ha introducido otras iniciativas para atraer financiación a sus florecientes sectores de tecnología e inteligencia artificial.

La crisis sanitaria mundial no está ralentizando el ritmo de las reformas. Todo lo contrario.  En octubre, China detalló sus medidas para conceder más autonomía a Shenzhen, posibilitando que este centro financiero y tecnológico del sur realice reformas piloto en materia de desarrollo del mercado e integración económica. En el marco de este plan experimental, Shenzhen pondrá en marcha futuros sobre índices bursátiles, emitirá deuda pública “offshore” local denominada en yuanes y algunas empresas podrán emitir acciones. 

En respuesta a estos cambios, los proveedores de índices globales han empezado a incorporar más activos chinos en sus índices de referencia de renta fija y renta variable. Se espera que este hecho genere unas entradas combinadas de más de 300.000 millones de USD en los próximos años4.

El pronóstico económico a corto plazo también es bueno. Esperamos que el PIB de China crezca un 9,5% en 2021. Otra potencia asiática, la India, que sufrió una fuerte contracción en 2020, debería recuperarse con fuerza en 2021 –esperamos que su economía crezca un 13,1%.

Los perfiles de crecimiento superior de Asia también deberían contribuir a impulsar la rentabilidad de los activos de la región en los próximos años. Esperamos que los títulos de Asia emergente suban cerca de un 12% anual en los próximos cinco años –casi el doble que los de los mercados desarrollados. La deuda en moneda local de Asia también debería generar buenas rentabilidades, especialmente la de China, en un momento en el que los inversores en bonos desarrollados se enfrentan a la posibilidad de sufrir minusvalías tras los ajustes a la inflación (véase la fig. 2).

Fig. 2 - Previsión de rentabilidad de las clases de activos por región
Previsión de rentabilidad de las clases de activos por región
Fuente: Pictet Asset Management

Hace ya tiempo que se predijo que, si el siglo XIX perteneció a Europa y el siglo XX a EE.UU., el siglo XXI pertenecería a Asia. La región está preparada para acaparar una mayor tajada de la inversión internacional a medida que se convierte en una clase de activos estratégica. Los inversores tendrán que cambiar las asignaciones de sus carteras para reflejar la creciente influencia de Asia.