Agentes de cambio
La estabilidad de un Estado y el compromiso de sus dirigentes con la mejora del bienestar de la población constituyen un elemento esencial. Las intervenciones a gran escala, tanto en sanidad como en educación, dependen del gasto y las políticas públicas. No obstante, es preciso que el sector empresarial complemente las medidas gubernamentales. Las empresas pueden favorecer la generación de capital humano a través del desarrollo de infraestructuras, la inclusión financiera y digital y la mejora de las cualificaciones, entre otras iniciativas.
En Pictet Asset Management, los indicadores de desarrollo del capital humano se utilizan para orientar a los gestores de nuestras carteras de deuda emergente.
Nuestro objetivo es focalizar las inversiones en aquellos países que más avanzan en la reducción de los déficits de desarrollo de capital humano.
En nuestra calidad de inversores, identificamos las áreas en las que el capital humano tiene más margen de crecimiento a fin de descubrir las mejores oportunidades de rentabilidad. Los déficits se evalúan utilizando varios indicadores con umbrales definidos, los cuales permiten medir los avances del capital humano e identificar los sectores empresariales que los propician. Esto posibilita la evaluación periódica de las intervenciones soberanas y los resultados en materia de capital humano, teniendo en cuenta los desfases temporales: algunas intervenciones tienen un plazo de recuperación de la inversión relativamente corto, otras tardan varios años. A continuación, esto se convierte en la base de un universo de inversión que incluye tanto países como empresas.
En el mercado de bonos soberanos, se identifican en primer lugar los déficits de desarrollo en sanidad, educación, competencias e incentivos. Los países sin déficits importantes pueden dejarse al margen, al igual que los que no han avanzado en la subsanación de sus carencias o los que no se han atenido al principio de no perjudicar al medio ambiente de manera significativa. Por último, el análisis de las políticas aplicadas por los países restantes puede ayudar a determinar si es probable que subsanen sus deficiencias de desarrollo. Esto requiere una combinación de enfoques cuantitativos y cualitativos para evaluar la intensidad de la voluntad política y la compatibilidad con los objetivos y la aplicación de políticas de sostenibilidad de la ONU.
El capital humano ha sido, hasta ahora, una oportunidad ignorada por los inversores pese a su potencial para ser rentable.
Angola es un ejemplo especialmente interesante. A primera vista, presenta déficits de desarrollo importantes. Sin embargo, también ofrece un enorme potencial que no se limita a sus inmensas reservas de riquezas naturales. Por un lado, presenta una de las tasas de fertilidad más altas del mundo, cerca de la mitad de su población tiene menos de 15 años de edad y su Gobierno reconoce la necesidad de diversificar su economía más allá del petróleo. Para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, tendría que aumentar su gasto en educación en un 8,3% del PIB, el gasto sanitario en un 5,7% del PIB y el gasto en agua y saneamiento en un 2,1% del PIB. Con ello daría un impulso significativo a su capital humano y, de este modo, contribuiría a diversificar su economía. También crearía oportunidades de adaptación al cambio climático, sobre todo en el ámbito de las energías verdes, y se aprovecharía el dividendo demográfico del país.
Pero no solo se trata de fijarse en los países. Las empresas pueden marcar la diferencia ayudando a liberar el potencial del capital humano, facilitando la inclusión financiera por ejemplo. En este caso, se trata de evaluar y luego medir las carencias significativas de desarrollo en determinadas áreas, como cualquier actividad que cubra de forma creíble una carencia de desarrollo en cualquiera de las dimensiones del capital humano en finanzas, telecomunicaciones, infraestructuras, servicios públicos, sanidad, educación, etc., teniendo en cuenta aspectos como la accesibilidad, la asequibilidad y la calidad de los bienes y servicios.
Pongamos como ejemplo las finanzas: el primer paso es fijarse en la proporción de la población de un país que tiene acceso a cuentas bancarias y, a continuación, en la titularidad de las cuentas en las distintas entidades financieras. ¿Existe margen para el crecimiento? ¿Qué hacen los bancos para ampliar la disponibilidad de los servicios financieros? ¿Qué avances han conseguido? Un candidato ideal para la inversión sería un banco minorista cuyo alcance sea amplio gracias a la heterogeneidad de su mercado objetivo y que disponga de soluciones tecnológicas que puedan llegar a zonas geográficas remotas y desatendidas.
Es un ciclo virtuoso. Al desarrollar el capital humano, las empresas refuerzan la solidez económica de los países en los que operan lo cual, a su vez, crea más oportunidades de negocio e incrementa los ingresos del conjunto del sector empresarial. El capital humano ha sido, hasta ahora, una oportunidad ignorada por los inversores pese a su potencial para ser rentable.
Amana Shabeer contribuyó a este artículo.