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Bancos centrales

El BCE listo para pasar a la acción con la tecnología financiera pero cauto con el bitcoin

Octubre 2017

Fráncfort ha publicado las directrices para el examen de las solicitudes de licencia bancaria por parte de las fintech; pero en relación con el bitcoin aún no existe una posición institucional común.

Los banqueros «tradicionales» llevaban tiempo pidiéndolo. Y, ahora, el Banco Central Europeo intentará regular el mundo de las fintech. La Eurotower ha publicado, por ahora en fase de consulta, las directrices para el examen de las solicitudes de licencia bancaria presentadas por el mundo de las entidades financieras innovadoras, digitales y robotizadas. La versión definitiva debería estar disponible para finales de 2017, de manera que desde 2018 los bancos centrales nacionales, que gestionan las licencias, puedan uniformarse para garantizar la seguridad bancaria. Sin embargo, la actitud respecto al bitcoin es más cauta: el BCE aún no tiene una posición común, según su gobernador Mario Draghi. Tras reunirse con los parlamentarios europeos durante la sesión de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios, Draghi ha precisado que el BCE no tiene la facultad de prohibir ni regular la criptomoneda, pero que, ha añadido, «cabe preguntarse cuáles son los riesgos materiales para la economía».

Una vuelta de tuerca a la tecnología financiera

Empecemos por la próxima regulación de la tecnología financiera. El proceso de solicitud, valoración y asignación de la licencia bancaria seguirá siendo idéntico. Pero, para las empresas Fintech, el Mecanismo Único de Supervisión ha establecido requisitos adicionales de manera que puedan «contribuir positivamente al sector financiero», garantizando la seguridad del sistema bancario. El BCE propone una dotación de capital superior a la media y una reserva adicional para cubrir las potenciales pérdidas de los primeros tres años de las empresas de nueva creación. A las solicitudes se añade un accionariado estable, como el de cualquier otro inversor bancario; mientras que los directivos deberán demostrar competencias no solo tecnológicas, sino también bancarias. Además, Fráncfort también podrá efectuar entrevistas e inspecciones para comprobar las condiciones de las infraestructuras informáticas y de los sistemas de valoración de clientes y créditos.

Y ¿el bitcoin?

Desde hace tiempo, está dando mucho que hablar el recelo del Banco Central Europeo respecto al mundo del bitcoin. El Gobernador del BCE, Mario Draghi, encargó hace tres años a una task force de expertos que mantuviese bajo control la penetración de las criptomonedas en la zona del euro. En el informe «Virtual currency schemes – a further analysis» (Esquemas de monedas virtuales: un análisis ulterior) de 2015, el bitcoin se define como «la mayor amenaza potencial para la política monetaria y la estabilidad de los precios, para la estabilidad financiera y la supervisión prudencial».
 
El problema es que el valor del bitcoin oscila a lo largo del tiempo, y además oscila mucho. A mediados de septiembre 2017 valía más de 4.700 dólares; en 2015, 189 dólares. Le demanda y la oferta de las criptomonedas se cruzan en el mercado de la misma manera que sucede con el dólar. La diferencia, en este caso, está en la oferta, que no está controlada por el monopolio de un banco central, tal como sucede con el euro y el BCE. Y este es uno de los puntos que más asusta a Fráncfort, además de la posibilidad de tenencia y transferencia anónimas de las monedas.
 
En su comparecencia ante el Parlamento Europeo, Draghi afirmó que hay tres cosas que tener en consideración a la hora de analizar el uso de esta moneda electrónica: «La magnitud, la aceptación por parte de los usuarios y el impacto sobre la economía real». Draghi concluyó que, examinando los tres criterios, «se podría decir que es realmente prematuro considerarla como un instrumento de pago para el futuro» y, por tanto, como una divisa a todos los efectos. Pero está claro que no se descarta. «Todavía tenemos que pensarlo; el BCE aún no ha tenido un debate acerca de una visión institucional sobre el tema», ha afirmado el gobernador, especificando que en cualquier caso «no estaría en nuestra mano prohibir o regular los bitcoines».
 
De manera más general, en lo que respecta a «estas innovaciones en el campo de las finanzas, no son solo los bitcoines»: para Draghi, hay que tener en consideración sobre todo «la fragilidad potencial frente a los ciberriesgos». Es en este punto en el que «se está centrando» el Banco Central Europeo, y «también es aplicable a otras innovaciones» del mundo de las finanzas.
 
A nivel mundial, el debate está abierto. China está librando una férrea batalla por prohibir las plataformas de recaudación de fondos en divisas virtuales. Y lo mismo ha hecho el Banco de Albania, que ha declarado que ninguna entidad financiera está autorizada a realizar en el país intercambios de bitcoines. También se ha expresado contra la moneda virtual uno de los mayores bancos de inversiones estadounidenses, JP Morgan, cuyo consejero delegado, Jamie Dimon, ha definido el bitcoin como «un fraude que acabará explotando». Y, mientras el BCE se toma su tiempo, otros países como Japón y Australia son más propensos a regular la criptomoneda centrándose en el control de los intercambios.