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Emerging markets monitor

Febrero 2024
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Rentabilización del capital humano

Los inversores pueden identificar oportunidades en los mercados emergentes centrándose en las perspectivas de crecimiento del capital humano de los países.

Los inversores dedican ingentes esfuerzos a centrarse en el capital: acumulación de capital, capital de sustitución, coste del capital, capital natural, etc. Sin embargo, otro factor impulsor importante de la evolución a largo plazo de una economía y, por extensión, de la rentabilidad de las inversiones, es el capital humano1, ya sea la esperanza de vida, la educación, la igualdad u otros indicadores más subjetivos sobre la calidad de vida.

Basándonos en numerosos estudios, creemos que los inversores pueden generar rentabilidades superiores mediante la identificación correcta de los lugares donde existe más margen de crecimiento del capital humano. Esta afirmación es especialmente cierta en el caso de los inversores en bonos emergentes.

Sin embargo, no consiste en hacer un llamamiento al desarrollo sin restricciones. La acumulación de capital humano debe producirse en el marco de lo que resulte sostenible desde el punto de vista medioambiental –al fin y al cabo, el desarrollo insostenible acaba siendo contraproducente, ya que perjudica las perspectivas de las generaciones futuras. 

El factor humano

El capital humano puede ser, por sí solo, un importante motor del crecimiento económico. Veamos el ejemplo de Singapur, Taiwán y Corea del Sur, que no destacan por su abundancia de recursos naturales pero que, en el último medio siglo, se han situado en el nivel más alto de la economía mundial partiendo de unos inicios muy modestos. Gran parte de ese progreso se debe al enorme aumento del capital humano en cada uno de dichos países. En cambio, existen países con riquezas naturales considerables cuyas economías, sin embargo, son pobres y ruinosas porque obtienen malos resultados en sus indicadores de capital humano.

Bakker et al. constataron que un capital humano elevado y una gobernanza sólida desempeñan un papel crucial en el fomento de una elevada productividad total de los factores (PTF, una medida de la productividad) en una economía2. Dado que la PTF es uno de los principales impulsores de la producción económica, unos niveles elevados de capital humano son fundamentales para unas tasas elevadas de PIB per cápita. Tanto la teoría como las pruebas empíricas de un sinfín de estudios resaltan la importancia del capital humano para la productividad de una economía.

Figura 1 - Ciclo de vida del capital humano
Acumulación y conversión en beneficios económicos
Gráfico 1 Capital humano
Fuente: Proyecto de Capital Humano del Banco Mundial, Pictet Asset Management.

Esta afirmación es cierta en diversos indicadores del capital humano. Así pues, por ejemplo, nuestro propio análisis demuestra que existe una estrecha relación entre las puntuaciones medias de PISA3 y la PTF. Los países en los que la esperanza de vida al nacer de las mujeres es notablemente inferior están relacionados con una PTF menor. Los países en los que los niños sufren retraso en el crecimiento –menor altura para la edad– registran una PTF inferior. Los países con mayores tasas de desnutrición tienen una PTF más baja. Los países en los que la proporción de su población, masculina y femenina, que vive hasta los 65 años es menor, tienen una PTF inferior. 

Basta con observar las consecuencias de la pandemia en las perspectivas de los estudiantes para darse cuenta de lo importantes que pueden llegar a ser los cambios, incluso moderados, en la acumulación de capital humano. El Banco Mundial calcula que “los estudiantes podrían perder hasta un 10% de sus futuros ingresos anuales debido a los niveles más bajos de aprendizaje relacionados con la COVID-19... lo cual equivale al 17% del PIB mundial actual”4.

Riqueza de las naciones

Dada la relación entre la producción económica y el capital humano, el desarrollo del capital humano se convierte en un instrumento esencial para que las economías emergentes crezcan sin ejercer una presión excesiva sobre los recursos naturales.

A lo largo de la historia, el desarrollo económico ha venido impulsado en gran medida por el desarrollo industrial que, a su vez, ha sido muy costoso en lo que a consumo de recursos se refiere. Por ejemplo, las economías más avanzadas han contraído enormes deudas de carbono, acumuladas al impulsar su desarrollo industrial primero con carbón y, posteriormente, con petróleo. No obstante, ese no es el único modelo de crecimiento económico: la digitalización y la tecnología moderna permiten producir con un consumo de recursos mucho menor. Sin embargo, como las personas también necesitan contar con las competencias necesarias para aprovechar la tecnología punta, resulta esencial desarrollar el capital humano.

Gracias a la innovación tecnológica, ya se está produciendo un desarrollo (más) limpio en otros sectores de la economía. Tomemos las telecomunicaciones como ejemplo. Con la aparición de la telefonía móvil, los países menos desarrollados ya no necesitan realizar enormes gastos en infraestructuras para conseguir una cobertura generalizada. Tan solo necesitan unas cuantas torres de antenas ubicadas en los sitios correctos.

Figura 2 - Vivir más tiempo, ser más productivos
Correlación entre la menor esperanza de vida de las mujeres (disparidades pequeñas, medianas y grandes) y la productividad total de los factores de un país (2017, conjunto de datos de 92 países)
Gráfico 2 Capital humano
La altura del recuadro representa el rango de percentiles del 25 al 75. Las barras representan 1,5 veces por debajo o por encima del rango intercuartílico. Los puntos representan valores atípicos. Fuente: Penn World Table; Feenstra, Robert C. Robert Inklaar y Parcel P. Timmer (2015), "The Next Generation of the Penn World Table" American Economic Review, 105(10), 3150-3182; Pictet Asset Management. 

Así pues, allí donde los países más avanzados han alcanzado unos altos niveles de desarrollo a costa de rebasar diversos límites planetarios5, las economías emergentes tienen la posibilidad de desarrollarse de manera sostenible incrementando la productividad humana mediante la mejora de las bases sociales. 

Algunos de esos logros son fáciles de conseguir. Mejorar la calidad del agua y el saneamiento puede tener efectos enormemente beneficiosos para la salud, sobre todo a la hora de reducir la mortalidad infantil gracias a la disminución de las enfermedades. Está demostrado que medidas tan sencillas y baratas como administrar a los niños píldoras antiparasitarias consiguen mejorar el rendimiento escolar. La mejora de la educación y las competencias, sobre todo de la educación femenina, es un factor impulsor clave para aumentar la productividad de una economía, al igual que promover la incorporación de un mayor número de mujeres a la población activa.

En general, la mejora de los índices de supervivencia, el aumento de la esperanza de vida al nacer y la reducción de la desnutrición constituyen la base esencial para desarrollar el capital humano. A partir de ahí, el resto depende de la educación: mejorar los índices de matriculación y finalización de los estudios, mejorar los índices de alfabetización y aritmética elemental, conseguir que más niños terminen su escolarización primaria y secundaria y, a continuación, accedan a estudios superiores. La educación ayuda a las personas a adquirir competencias esenciales, lo que contribuye a mejorar la participación de la población activa en la economía y a reducir el desempleo.

Agentes de cambio

La estabilidad de un Estado y el compromiso de sus dirigentes con la mejora del bienestar de la población constituyen un elemento esencial. Las intervenciones a gran escala, tanto en sanidad como en educación, dependen del gasto y las políticas públicas. No obstante, es preciso que el sector empresarial complemente las medidas gubernamentales. Las empresas pueden favorecer la generación de capital humano a través del desarrollo de infraestructuras, la inclusión financiera y digital y la mejora de las cualificaciones, entre otras iniciativas. 

En Pictet Asset Management, los indicadores de desarrollo del capital humano se utilizan para orientar a los gestores de nuestras carteras de deuda emergente. 

Nuestro objetivo es focalizar las inversiones en aquellos países que más avanzan en la reducción de los déficits de desarrollo de capital humano. 

En nuestra calidad de inversores, identificamos las áreas en las que el capital humano tiene más margen de crecimiento a fin de descubrir las mejores oportunidades de rentabilidad. Los déficits se evalúan utilizando varios indicadores con umbrales definidos, los cuales permiten medir los avances del capital humano e identificar los sectores empresariales que los propician. Esto posibilita la evaluación periódica de las intervenciones soberanas y los resultados en materia de capital humano, teniendo en cuenta los desfases temporales: algunas intervenciones tienen un plazo de recuperación de la inversión relativamente corto, otras tardan varios años. A continuación, esto se convierte en la base de un universo de inversión que incluye tanto países como empresas. 

En el mercado de bonos soberanos, se identifican en primer lugar los déficits de desarrollo en sanidad, educación, competencias e incentivos. Los países sin déficits importantes pueden dejarse al margen, al igual que los que no han avanzado en la subsanación de sus carencias o los que no se han atenido al principio de no perjudicar al medio ambiente de manera significativa. Por último, el análisis de las políticas aplicadas por los países restantes puede ayudar a determinar si es probable que subsanen sus deficiencias de desarrollo. Esto requiere una combinación de enfoques cuantitativos y cualitativos para evaluar la intensidad de la voluntad política y la compatibilidad con los objetivos y la aplicación de políticas de sostenibilidad de la ONU.  

El capital humano ha sido, hasta ahora, una oportunidad ignorada por los inversores pese a su potencial para ser rentable.

Angola es un ejemplo especialmente interesante. A primera vista, presenta déficits de desarrollo importantes. Sin embargo, también ofrece un enorme potencial que no se limita a sus inmensas reservas de riquezas naturales. Por un lado, presenta una de las tasas de fertilidad más altas del mundo, cerca de la mitad de su población tiene menos de 15 años de edad y su Gobierno reconoce la necesidad de diversificar su economía más allá del petróleo. Para cumplir los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, tendría que aumentar su gasto en educación en un 8,3% del PIB, el gasto sanitario en un 5,7% del PIB y el gasto en agua y saneamiento en un 2,1% del PIB. Con ello daría un impulso significativo a su capital humano y, de este modo, contribuiría a diversificar su economía. También crearía oportunidades de adaptación al cambio climático, sobre todo en el ámbito de las energías verdes, y se aprovecharía el dividendo demográfico del país.

Pero no solo se trata de fijarse en los países. Las empresas pueden marcar la diferencia ayudando a liberar el potencial del capital humano, facilitando la inclusión financiera por ejemplo. En este caso, se trata de evaluar y luego medir las carencias significativas de desarrollo en determinadas áreas, como cualquier actividad que cubra de forma creíble una carencia de desarrollo en cualquiera de las dimensiones del capital humano en finanzas, telecomunicaciones, infraestructuras, servicios públicos, sanidad, educación, etc., teniendo en cuenta aspectos como la accesibilidad, la asequibilidad y la calidad de los bienes y servicios.

Pongamos como ejemplo las finanzas: el primer paso es fijarse en la proporción de la población de un país que tiene acceso a cuentas bancarias y, a continuación, en la titularidad de las cuentas en las distintas entidades financieras. ¿Existe margen para el crecimiento? ¿Qué hacen los bancos para ampliar la disponibilidad de los servicios financieros? ¿Qué avances han conseguido? Un candidato ideal para la inversión sería un banco minorista cuyo alcance sea amplio gracias a la heterogeneidad de su mercado objetivo y que disponga de soluciones tecnológicas que puedan llegar a zonas geográficas remotas y desatendidas. 

Es un ciclo virtuoso. Al desarrollar el capital humano, las empresas refuerzan la solidez económica de los países en los que operan lo cual, a su vez, crea más oportunidades de negocio e incrementa los ingresos del conjunto del sector empresarial. El capital humano ha sido, hasta ahora, una oportunidad ignorada por los inversores pese a su potencial para ser rentable.

Amana Shabeer contribuyó a este artículo.