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Tipos, ventajas y oportunidades de la biomasa para la sostenibilidad

Biomasa: tipos, ventajas y oportunidades para la sostenibilidad

Enero 2024

Tiempo de lectura: 2,5 mins

De basura desechable a energía limpia, la biomasa se abre camino para cumplir los objetivos de descarbonización del planeta, impulsar la economía circular y desarrollar una economía más sostenible.

Cada día generamos cantidades inimaginables de desperdicios que tendemos a considerar inútiles, pero ¿sabías que hay modos de convertirlos en recursos energéticos renovables? 
La biomasa favorece la economía circular y la sostenibilidad medioambiental gracias a todas las ventajas que ofrece. Te contamos los tipos de biomasa que existen y cómo funcionan para aprovechar al máximo nuestros recursos.

¿Qué es la biomasa y cómo se obtiene?

La biomasa es toda materia orgánica y fracción biodegradable de productos, residuos y desechos que puede ser utilizada como fuente de energía. La biomasa, por lo tanto, es una fuente energética con un origen muy heterogéneo que, en última instancia, proviene del Sol, lo que posibilita la vida y el desarrollo de materia orgánica.
En concreto, es una fuente de energía que se genera a partir de residuos agrícolas como rastrojos, de elementos forestales recogidos de montes y riberas, de desperdicios agroalimentarios de la industria agrícola-ganadera, así como de la propia basura que generamos los seres humanos.
En definitiva, podemos resumir la biomasa como cualquier residuo orgánico que se convierte en una fuente de energía, facilitando e impulsando la economía circular.

Tipos de biomasa y su conversión en una fuente de energía limpia

Podemos clasificar la biomasa en tres tipos:
- Biomasa natural: aquella que se produce en la naturaleza sin intervención humana, como por ejemplo, elementos forestales.
- Biomasa residual: proveniente de los residuos producto de las actividades de las personas, como la basura orgánica (RSU, residuos sólidos urbanos) o la producida por actividades agrícolas y ganaderas.
- Biomasa producida: cultivos que tienen como objetivo su aprovechamiento energético a través de su cosecha.

Estos tipos de biomasa, a su vez, permiten la creación de numerosas fuentes de energía: biocombustibles, biogás, energía térmica y energía eléctrica, los cuales desglosaremos a continuación.

En primer lugar, los biocombustibles son una alternativa a los combustibles tradicionales para el transporte: el bioetanol sustituye a la gasolina y se obtiene de cultivos tradicionales como el cereal, el maíz y la remolacha; mientras que el biodiesel tiende a sustituir al gasoil y proviene de especies oleaginosas y aceites vegetales.
Por otro lado, la biomasa también permite la producción de energía térmica a través de sistemas de combustión directa: calderas, hornos, estufas o chimeneas para dar calor. Su aplicación puede ser en el hogar como los pellets, o para generar vapor que se utiliza en la industria, climatización, etc.
Por su parte, el biogás es otra aplicación energética de la biomasa y se obtiene a partir de residuos agroindustriales, ganaderos, domésticos o de depuradoras de agua, entre otros. Su particularidad es que se trata de un gas formado por metano y dióxido de carbono proveniente de la descomposición de materia orgánica de forma anaerobia (sin oxígeno).
El biogás también se convierte en energía eléctrica a través de centrales de biomasa en las que se queman los residuos para la producción de vapor que se aprovecha en turbinas para generar electricidad.  

Ventajas de la biomasa como fuente de energía

La biomasa es una fuente de energía antiquísima; al fin y al cabo, se basa en utilizar los residuos y los desperdicios en la producción de energía. Sin embargo, en un entorno industrializado, la biomasa tiene un impacto global enorme.
La biomasa presenta ventajas que la sitúan como una fuente de energía de alto potencial y valor para este siglo. Es una fuente de energía rentable y muy asequible, dado que hay una alta disponibilidad de la materia prima necesaria: los residuos orgánicos.
Además, es una fuente de energía sostenible cuyo uso promueve la conservación de los ecosistemas, sin tener que recurrir a sistemas extractivos. Por ello, también reduce la dependencia actual de los combustibles fósiles responsables de la agudización del cambio climático. 
En un contexto de descarbonización como el actual, la biomasa es una energía clave para reducir la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, dado que las centrales de biomasa aportan un balance de CO2 favorable, siempre que la biomasa se obtenga como energía renovable procedente de residuos.
Asimismo, la biomasa es una de las pocas fuentes de energía que favorecen de manera extraordinaria la economía circular. Todos los residuos orgánicos producidos por el ser humano pueden ser reintroducidos en el círculo productivo convirtiéndolos en energía.
Por último, se trata de una oportunidad de desarrollo para aquellos lugares con necesidades energéticas más acuciantes y una fuente de impulso al mercado laboral y a la economía de muchos países del mundo, especialmente, aquellos en los países en vías de desarrollo.